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¿Jóvenes peruanos #EnamoradosDeLaPolítica?

de Claudia Zarzosa

Reflexiones en el marco del seminario online Conversaciones PolítiKAS realizado el 8 de octubre de 2020

El presente ensayo reflexiona sobre la acción ciudadana de las nuevas generaciones en los espacios políticos y hace un llamado generacional a enamorarse de la noble vocación política, de la verdadera y no la que se disfraza vilmente y se aprovecha de ella.

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Para muchos peruanos, hablar de política suele ser aburrido y poco entendible. Entrar en ella, peor aún. La consideran una apuesta peligrosa, oscura y poco atractiva, que solo pertenece a personajes de dudosa reputación y con intenciones ocultas.

Gran parte de estas percepciones, son validadas por los jóvenes peruanos. De la población joven que participa en organizaciones, solo el 1.3% lo hace en una agrupación o partido político (INEI, 2019). En palabras de los jóvenes [1], la política es “corrupta”, “angurrienta”, “inestable” o “un circo”.

Estos datos y afirmaciones, reflejan el poco interés y la poca acción ciudadana en los espacios políticos. Sin embargo, también nos muestran la necesidad de replantearnos la formación política desde diversos espacios, empezando desde los hogares, las escuelas y los partidos políticos; para educar y sensibilizar la conciencia ciudadana que todo peruano debe tener. Y en el caso de las nuevas generaciones, la formación juega un rol importante para construir verdaderos agentes de cambio; haciendo posible un presente y un futuro, fraterno y democrático.

El presente ensayo, reflexionará y abordará esta problemática, haciendo un llamado generacional a enamorarse de la noble vocación política, de la verdadera y no la que se disfraza vilmente y se aprovecha de ella.

Datos incómodos

En octubre del año pasado [2], la corrupción política financiera representaba para los peruanos su principal preocupación (63%), ocupando el primer lugar delante de países como Sudáfrica (59%) o Chile (47%). Asimismo, un 57% de los peruanos pensaban que las cosas en el país iban por mal camino. Estos datos, aún antes de la pandemia, ya mostraban que los ciudadanos no estaban conformes con el rumbo socio político del país y además, reconocían que indicadores como la corrupción, seguirían carcomiendo el destino nacional.

Según estadísticas del Registro de Organizaciones Políticas (ROP) del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), al 2019 en el Perú hay 1’434,740 personas inscritas en los 24 partidos políticos; aumentando en los últimos cinco años la cifra de afiliados de las agrupaciones políticas en 394,428. ¿Podrían estas cifras decirnos que, al haber mayor participación de personas en los partidos políticos, hay mayor interés en la política; y que esto está relacionada a su preocupación por el rumbo del país? ¿O solo muestran que falta sincerar y actualizar los padrones de los partidos políticos?

Lamentablemente la respuesta es negativa. Recientemente el Proyecto de Opinión Pública de América 2019 (LAPOP, por sus siglas en inglés), recogido por la Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica Ciudadana (DNEF) del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) informaron que el 70.9% de los peruanos tienen poco o nada de interés en la política; y únicamente el 10.8% simpatiza con un partido político. Y esta tendencia ha ido creciendo en el tiempo, fruto de las agudas crisis políticas que hemos vivido en los últimos años.

Las personas no se sienten representadas en los poderes del Estado, generando un amplio rechazo hacia el aspecto político y de manera particular a los procesos electorales. ¿Y qué podemos decir al respecto, de las nuevas generaciones?

Recordemos que el 24.9% de la población peruana representa a la población joven (INEI, 2018), constituyendo un tercio de la fuerza laboral nacional. Lamentablemente, la participación juvenil es menos de la mitad que la participación asociativa de la población adulta (INEI, 2019). El siguiente cuadro nos muestra los tipos de asociaciones donde la población joven suelen participar.

Los datos indicarían que el terreno político partidario, es un terreno poco explorado por los jóvenes, a pesar del descontento generalizado en la situación política del país.

Es preciso señalar que para el 2016, el interés de la población joven en la política aumentó en 22.4% respecto del 2010, pero actualmente se ha visto reducido en 15.7%, atribuyéndolo a las recientes crisis políticas expuestas en los tres poderes del Estado.

Sin embargo, a pesar de esos indicadores, en el 2019 hemos tenido una leve subida, un 16.1% de la población electoral joven tiene mayor interés en política que los no jóvenes. Aunque los datos revelan también, que este interés no incluye la confianza en los partidos políticos, reforzando así el voto por candidaturas en lugar de voto partidario.

Donde hay voluntad, hay un camino

¿Cómo hacemos para involucrar al joven en lo político? ¿Cómo despertamos su interés en los asuntos públicos? Es en este momento, donde entra un elemento importante y decisivo para cambiar estas cifras y seguramente, las percepciones y realidades del terreno político: “la formación política”.

La formación política permite trabajar dos frentes importantes frente a esta infecunda realidad. Por un lado, activa la conciencia ciudadana para el involucramiento y participación en la sociedad. Y, por otro lado, encauza y forma sostenidamente a los profesionales de la política.

Cuando hablamos del primer frente, nos referimos a esa formación política que permite y logra derechos y deberes en el ciudadano. Podríamos decir que recibimos algo de ella, en los cursos de educación cívica en el colegio, pero que no debe acabar ahí, debe extenderse para lograr una mayor profundidad y aplicación en la vida diaria de los ciudadanos. Una tarea que pasa por desarrollar progresivamente la responsabilidad ciudadana en el ejercicio de sus derechos y en el cumplimiento de sus deberes, educando valores y actitudes democráticas, y reconociendo la necesidad de accionar en la cosa pública para cambiar y mejorar estructuras.

Durante mucho tiempo, lo político estuvo reservado para cierta “clase” de ciudadano, excluyendo a personas por muchas razones y volviéndola elitista en ocasiones. Haciendo perder parte importante de la esencia de la política, esa parte que implica apertura, renovación, fraternidad y compartir camino.

Para las nuevas generaciones, el camino político es una gran ventana de oportunidades, porque forja la motivación y la esperanza, nos da acceso a transformar lo que no aceptamos para nuestro país, y hace de nosotros agentes de cambio.

Salir de nosotros mismos, de nuestro pequeño universo, y mirar lo que está a nuestro alrededor. Nuestro accionar en la sociedad no puede ser plano ni neutro, no basta con solo mirar la realidad y enojarnos con ella. Debemos dar el siguiente paso, ese que te compromete, ese que alerta que nosotros podemos ser hacedores de futuro. ¿Y cómo se logra eso? Con propósito, con voluntad y con mucho ruido para que los demás te oigan. Pies firmes sobre la tierra, ojos abiertos y manos que intervengan en la sociedad para hacer camino.

Posteriormente, a este llamado y toma de acción, que logras con la formación política oportuna; está el otro frente de la formación. Una formación política continua y constante que fortalece las habilidades y capacidades con herramientas y métodos necesarios para profesionalizar el camino político.

No podemos construir un país solo con motivación y voluntad. Ese es el primer paso, pero los siguientes deben de ser de mucha preparación y formación. Construir un país no es tarea sencilla, habrá muchos retos y desafíos que afrontar; y debemos estar a la altura de las circunstancias para lograr mejores resultados.

Los próximos meses serán decisivos para el rumbo de nuestro país. Y es preciso recordar que, del total del padrón electoral, el 6 937 424 son jóvenes entre 18 a 30 años de edad, lo cual corresponde al 27.97% de electores habilitados para ir a las urnas y elegir a los congresistas. Esto asigna una gran responsabilidad a las nuevas generaciones porque serán un bolsón electoral particularmente importante para quienes postulan en las próximas elecciones.

Es momento de mostrar que las nuevas generaciones tienen mucho que aportar en el rumbo de nuestro país. Y nuestro compromiso va de la mano con el deseo de seguir formándose para ser mejores ciudadanos, y votar responsablemente en los futuros comicios; pero también a demostrar que pueden y deben ser autoridades.

Esta apuesta personal, tiene que ir de la mano con el acceso a los espacios de toma de poderes. Y para esto, se necesita de una apuesta progresiva de muchas instituciones para involucrar a las nuevas generaciones en este camino. Los partidos políticos ya lo vienen haciendo, aunque en algunos casos con mucha lentitud, pero van tomando conciencia que la renovación de cuadros es fundamental para el sostenimiento de sus agrupaciones.

Desde hace algunos años, se viene forjando una cepa fértil de una nueva generación muy enamorada de la política. Generación que viene comprendiendo que la práctica hace al maestro, que el camino se hace día a día con mucho esfuerzo, mostrando respeto a la genuina política. Esta generación viene trabajando desde años por el camino correcto, desde el principio, sin saltarse etapas necesarias de esta bella vocación. Generación que va abriéndose paso cada vez más y darán muchos frutos en favor de nuestro país.

Conclusiones

No podemos olvidar que la pandemia trae grandes retos para las nuevas generaciones, donde los jóvenes con una de las poblaciones más afectadas. Las cifras revelan crisis principalmente en dos áreas: educación y empleo: uno de cada cinco jóvenes reporta preocupación por su futuro educativo (UNSDG, 2020); 175,000 jóvenes han dejado la universidad por la pandemia (MINEDU, 2020); uno de cada tres jóvenes reporta empeoramiento de su situación laboral (UNSDG, 2020); y uno de cada cuatro se encuentra buscando empleo y no lo encuentra (OIT, 2020).

Esta crisis, podría acentuar las vulnerabilidades preexistentes en los territorios de la acción política o profundizar su desgano por un involucramiento mayor. Sin embargo, también es un buen escenario para formar y activar conciencia ciudadana. La verdadera fuerza de la juventud es aquella que se opone al conformismo y la angustia en medio de la crisis, usando esa fuerza como motivación para salir a trabajar por un cambio.

Parafraseando al papa Francisco [3] ¡Jóvenes, hagan lío, salgan afuera y háganse valer!- salgamos más allá de las instituciones y nuestras comodidades. Miremos estas pausas y estos vacíos de nuestra nación, como una oportunidad para llenarlos de contenido y re direccionar nuestro futuro. Es hora de abrir nuestros mundos cerrados y salir al encuentro; dejando que la realidad nos permee y nos afine la mirada para contemplar lo fundamental de la política: servir al bien común.

Referencias

[1] Reportaje producido por Evelyn Hoyos y Claudia Soto para la revista “Punto Seguido”, de la carrera de Comunicación y Periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias aplicadas. Noviembre 2019 https://puntoseguido.upc.edu.pe/que-piensan-los-jovenes-sobre-la-politica-peruana/

[2] Ipsos Global @dvisor aplicó en noviembre del 2019 una encuesta online a 19,889 personas conectadas a Internet (entre 16 y 64 años) en 30 países, para conocer las principales preocupaciones de cada uno. Muestra representativa en 28 países participantes.

[3] Extracto del discurso del Papa Francisco en la edición XXVIII de la Jornada Mundial de Jóvenes 2013, realizada del 22 al 28 de julio de 2013 en Río de Janeiro, Brasil. Discurso del 25 de julio.

Bibliografía

Beltrán. A. La juventud de la nueva normalidad: activismo digital e innovación al servicio de la recuperación. 10mo Diálogo “El rol movilizador de los jóvenes como parte de la reactivación”. Lima. Setiembre 2020.

Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica Ciudadana (DNEF) del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Reporte Electoral N° 1: “¿Cuál es el perfil del elector peruano?” Lima, 2019. https://votoinformado.jne.gob.pe/voto/pdf/reportes/Reporte1_Final.pdf

Prats. E y Egea. A. La formación política de los jóvenes: una necesidad de higiene democrática. Publicado en Dalla Corte Caballero, Gabriella (coord.) Historias, indígenas, nación y estado en el bicentenario de la independencia de la República del Paraguay (1811-2011). Barcelona, Publicacions i Edicions de la UB, 2011

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