KAS Colombia

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La serie se dirige en este año a jóvenes, sobre todo aquellos que quieren ser líderes en el mundo político. Por esta razón, el CAEP eligió como ponente de la primera charla al empresario, profesor universitario y conferencista, Nicolás Mejía Calle. En una emotiva presentación, Mejía explicó el verdadero significado de la política y dio consejos para ser un gran líder.

Explicó que para él la política es un sinónimo de un equipo de líderes que quieren construir y transformar desde el bienestar. No se trata de un equipo A contra un equipo B, sino de tener como propósito el bienestar de la gente. En este sentido felicitó al CAEP y la KAS por sus iniciativas. Mejía citó a Napoleón Bonaparte cuya definición de liderazgo era “la capacidad de generar y vender esperanza” y recomendó inspirarse en las biografías de grandes personajes de la historia para aprender a liderarse a sí mismo y tomar la responsabilidad por sus pensamientos para así crear su realidad.

Mencionó la escritora estadunidense, Helen Keller, quien por una enfermedad quedó ciega y sorda como bebé, pero por su propia fuerza logró motivar a otras personas y escribir varios libros. A la pregunta un poco ofensiva de un periodista acerca de la peor discapacidad, contestó Keller que la tenía la gente que puede ver, pero carece de visión y que no tenga fe y esperanza en el futuro ya que así se pierde la fuerza para el presente. Recalcó que el ejemplo de su propio comportamiento es la mejor herramienta para impactar a otros.

Mejía se refirió a la política como una herramienta de miles de años, citando la obra de Platón, La República, donde se define la política como un espacio de liderazgo para crear esperanza que puede generar bienestar en un pueblo fuerte. Acto seguido, Mejía felicitó a los jóvenes quienes no se hacen las víctimas, no comentan negativamente en las redes sociales y no se dejan contaminar por el miedo. Añadió que su único miedo es tener miedo, ya que el sufrimiento es una elección y la queja solo oscurece y paraliza a la gente. Los que sólo hablan sobre noticias apocalípticas, los llamó “alias agonía”. Mencionó que líderes positivos y optimistas son capaces de sobrellevar el sufrimiento ya que el optimismo nos diferencia de los animales.

Citando a Winston Churchill en una situación política en la Segunda Guerra mundial cuando todo el mundo se quería rendir, confirmó que su única y mejor opción era el optimismo. Mejía confirmó que uno no decide ser líder por negocio o por ser famoso, sino por su propósito en la vida. Como mejor ejemplo de un líder mencionó a la Madre Teresa de Calcuta, quién definió el liderazgo desde el servicio, el amor y la compasión, así como desde el querer ayudar a transformar al otro. El propósito debe ser que nuestra presencia ayude al otro a sentirse mejor. En este sentido, hacer política debe significar transformar su entorno y generar bienestar y consenso; la innovación es el arte de la contradicción.

Para profundizar en el tema recomendó “El libro de la alegría”, con conversaciones entre Desmond Tutu y el Dalai Lama. En estos diálogos se aprende que el mundo de todos nosotros gira en la misma órbita, independiente de la ideología o el color. Un gran líder, primero que todo debe ser un gran ser humano, ya que uno no es lo que tiene sino lo que transmite. Un optimista busca soluciones y oportunidades, mientras un pesimista solo busca excusas y repartir responsabilidades a otros. 

En este contexto, Mejía se refirió al neurólogo y siquiatra, Víctor Frankl quien observó en el campo de concentración que las personas que llevaron siempre una sonrisa, a pesar de todas las adversidades, tenían más opciones de sobrevivir que los deprimidos. De ahí se puede aprender que nuestra vida no está determinada por las circunstancias sino por nuestros pensamientos. Mientras los optimistas construyen, los pesimistas se victimizan.

Destacó que un gran líder no debería juzgar a otras opiniones ni violentar con palabras ofensivas, también en redes sociales. Con referencia a un estudio de la Universidad de Glasgow nombró las cuatro emociones principales: ira, tristeza, miedo y felicidad. Uno siempre debería darle protagonismo a lo positivo, cuidando sus propios pensamientos ya que estos construyen nuestra realidad. Recalcó que “no estamos en momentos de adversidad sino de preparación”. Según Mejía, la estabilidad no existe, los cambios son permanentes, pero no deberíamos recibirlos nunca en modo de preocupación sino de preparación para una transformación y “forjarse desde las adversidades”, como ya lo recomendó el filósofo Séneca.

En modo de conclusión, dio los siguientes consejos a los jóvenes: En vez de fijarnos en el pasado o en el futuro, toca vivir el presente como un obsequio. Tomar total responsabilidad de nuestras decisiones, ya que el futuro está en nuestros manos y ser agradecido por todo lo que tenemos en vez de concentrarnos en las carencias, para así subir la buena energía.

Contestando unas preguntas del público insistió también en el cuidado de nuestro cuerpo como responsabilidad de un líder, sobre todo por medio de pensamientos positivos, buena nutrición, mantener un buen estado físico y espiritual. Un líder político debe ser el cambio que quiere para el mundo y en vez de polarizar, reaccionar desde la prudencia, la compasión y el diálogo.