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Notas de acontecimientos

Desafíos del desarrollo de Costa Rica

de Stefan Burgdörfer, Cindy Solis

La KAS y ASEI convocaron el 17 de diciembre a una discusión sobre el Informe Estado de la Nación

Desde hace veinte años, los investigadores del programa Estado de la Nación diagnostican el estado de la realidad costarricense. ¿Cuál es el estado del desarrollo democrático y económico? ¿Cuáles partidos políticos prefieren los ciudadanos? Según ellos, ¿cuáles son los problemas más urgentes y cuáles son los actores políticos llamados a resolverlos? Con el fin de discutir el estado actual de Costa Rica y sus principales desafíos, la Fundación Konrad Adenauer y la Asociación de Estudios Ideológicos-ASEI presentaron los resultados de la publicación del más reciente informe en noviembre 2014.

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El 17 de diciembre de 2014, en San José, Stefan Gómez, Investigador del Proyecto: Informe del Estado de la Nación, presentó los resultatos actuales. Gustavo Araya, Director del Instituto Ciudadano, y el reconocido economista Ronulfo Jiménez despues comentaron al informe y sus conclusiones y analizan la realidad costarricense de hoy, tomando indicadores desde la década de los ochentas a la actualidad.

La fotografía actual de Costa Rica muestra un país en donde los niveles de pobreza están estancados hace más de 20 años y en donde el último reporte de la Encuesta Nacional de Hogares señala que más de un millón de habitantes viven en situación de pobreza, y un tercio enfrenta, la pobreza extrema. La radiografía dibuja una marcada tendencia a la desigualdad y una expansión de la brecha que separa los ingresos de los hogares más ricos (quinto quintil de la población) y los más pobres (primer quintil).

Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) para el 2014 muestran que, en 2014 los ingresos netos promedios de sector más rico fueron de 996.077 colones, mientras el ingreso neto promedio de los más pobres fue de 54.021 colones. Evidenciando que los beneficios se concentraron en los grupos más ricos de la población mientras que los más pobres, por el contrario, vieron deteriorado su nivel de ingreso. Para el 2013, Costa Rica alcanzó su máximo histórico en desigualdad del ingreso. El coeficiente de Gini, una medida resumen de la desigualdad en la distribución del ingreso per cápita entre los habitantes, alcanzó para ese año los 0,524 puntos a nivel nacional, donde cero es equidad y 1 es desigualdad.

En un primer escenario, se vincula la educación con medio para erradicar la pobreza. Según el investigador Gómez, si a todas las personas que no lograron concluir su educación secundaria se les asigna el ingreso promedio mínimo de quienes sí completaron el colegio, el porcentaje de personas pobres en el país caería a la mitad. Es decir, si Costa Rica alcanza una cobertura total en secundaria, podría sacar al menos a 585 mil costarricenses de la miseria.

Los expertos coinciden en que la baja escolaridad y el desempleo son fantasmas que acechan a las familias pobres. Y que parte de la cura se encuentra en el cumplimiento de la ley costarricense. Y señalan que la promesa democrática, acompañada de un nulo sustento económico, dificulta el cumplimiento de las leyes, o sea, que la práctica de generar leyes que reconocen derechos a la población y asignan más competencias al Estado no tienen fuentes de financiamiento definidas, lo que resulta en descontento ciudadano e incapacidad de cumplir nuevos mandatos.

La cantidad de datos y el largo período de investigación permitieron a Gómez y a sus colegas evidenciar cambios notorios en el criterio de los ciudadanos con respecto a las figuras políticas y los partidos. Por un lado, las estadísticas muestran cómo el sistema partidario ha evolucionados en los últimos veinte años de un sistema bi-partidista a uno multipartidario. Ante estos hechos, Araya objetó que los partidos políticos son altamente heterogéneos. De esta manera, el partido de gobierno PAC existiría dos veces: algunos diputados se declaran parte del gobierno, mientras otros se identifican con la oposición. La reciente discusión sobre la aprobación del presupuesto también evidenció divisiones en dos bloques dentro del PUSC. Hasta el partido extremo izquierdista Frente Amplio, que aún se muestra hacia afuera como sólido, al analizarse más a fondo, se dividió en “un partido progresivo y otro ortodoxo”.

Ante las sospechas de los políticos, Gómez pudo evidenciar cómo ha disminuido la confianza en los políticos y los partidos en el marco de los cambios en el sistema partidario: todavía en el año 1993, el 100% de los encuestados se identificaba con los social-demócratas o los cristiano-demócratas. En cambio, en la actualidad un tercio respondió que no simpatizan con ningún partido – a pesar de que han aumentado las opciones para elegir. A los investigadores les fue posible aludir a las personas indicadas con estos hallazgos, pues entre los invitados se encontraban, además del diputado Johnny Leiva (PUSC), quien además brindó las palabras de apertura en calidad de presidente de ASEI, el presidente y secretario general del PUSC y militantes de los recién fundados partidos socialcristianos.

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