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Notas de acontecimientos

Impacto del crimen transnacional en Centroamérica

de Alfonso Navas Aparicio, Roberto Orozco, Eduardo García

Los casos de Nicaragua y Costa Rica

El volumen que hoy se presenta a la comunidad centroamericana, obedece al reconocimiento común e imponderable de las consecuencias que el crimen transnacional genera en las sociedadades, las instituciones y la seguridad de las democracias centroamericanas.

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Gracias al valioso apoyo que la Fundación Konrad Adenauer, así como la generosa contribución del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP) y la Asamblea Nacional de Nicaragua, la Fundación para la Paz y la Democracia ha podido iniciar la realización de esta iniciativa de manera tan oportuna, con el objetivo de lograr, no sólo una aproximación nacional, sino también, una visión regional del tema.

Los últimos diez años han demostrado la fuerza que el crimen transnacional posee en todo el hemisferio y han desnudado la fragilidad de las acciones estatales para hacerle frente. Al Siglo XX lo despedimos con la esperanza de recoger “los dividendos de la paz” y consolidar la democracia. Hoy, en el primer quinquenio del Siglo XXI, en la mayor parte de los países se habla de guerra; “guerra contra las drogas”, “guerra contra el terrorismo”, “guerra contra la corrupciónh”, “guerra contra la delincuencia”, “guerra de civilizaciones”, “guerra contra el contrabando”; tal parece, como ya lo ha señalado Ralf Daharendorf, que vivimos una época de globalización desbocada, particularmente de sus efectos negativos, como la delincuencia, donde el fin de estas guerras no se ve cercano.

Contrario a lo que se esperaba, entre más los Estados buscan ordenar, regular o hallar mecanismos de acción contra estas llamadas guerras, con tanta mayor seguridad se ha terminado por implementar políticas de carácter reactivo, de “mano dura”, incluso de carácter inquisitivo, cuyo mensaje no es nada esperanzador. Hoy más que en otros períodos de la historia, las oportunidades y los riesgos penetran profundamente, y de manera tan fácil, las barreras estatales, y esto representa, también, una amenaza.

Amenazas que atentan seriamente contra las instituciones democráticas de los Estados y tiene efectos nocivos sobre nuestras sociedades. Como lo ha señalado el segundo informe del Secretario General de FLACSO, Dr. Francisco Rojas Aravena. Es una amenaza a las sociedades porque este de actividades rompe lazos sociales fundamentales cuando esclaviza al ser humano a través del tráfico ilícito de personas. La Organización Internacional de las Migraciones ha reiterado en varias oportunidades que las naciones centroamericanas son países de origen, tránsito y destino de la trata de mujeres y menores de edad con propósitos de esclavitud sexual, laboral y otros. Este organismo, señala que, esta actividad en el continente alcanza anualmente cifras de entre 700 mil y dos millones de personas, de las que el 80 por ciento son mujeres. Para el año 2002 esta actividad dejó ganancias cercanas a los 12 mil millones de dólares.

Afecta, también, al sector empresarial, pues actividades ligadas a fenómenos como la piratería, el fraude o el contrabando generan un clima negativo para la inversión y la competitividad nacional, así como a las estructuras nacionales en forma de corrupción, debilitando las instituciones democráticas de los Estados.

El crimen internacional debilita también el sistema de partidos sobre el cual las democracias se asientan. En algunos países, son justamente los partidos políticos los que se han visto involucrados en escándalos de fraudes, vínculos con el narcotráfico, tráfico de influencias en los negocios públicos para adjudicar contratos, entre otros. Más delicada aún, es la poca capacidad de los sistemas políticos para controlar tales actividades. Hay que reconocer que el crimen internacional tiende a desarrollarse con mayor facilidad o comodidad en aquellos países donde el estado de derecho y las instituciones de la democracia son débiles o los controles son mínimos. Sin embargo, hasta la democracia más consolidada de Centroamérica, Costa Rica, ha sufrido seriamente los efectos de este tipo de expresiones de la criminalidad transnacional.

A este contexto, hay que agregar el hecho que, desde los ataques del 11 de Septiembre, los Estados Unidos han puesto un marcado énfasis en atender de manera cuidadosa todo tipo de crimen transnacional organizado.

Particularmente, se ha realizado un esfuerzo por demostrar, delinear, establecer y prevenir los nexos que existen entre el flujo de capitales y las actividades del crimen transnacional, incluido el terrorismo.

De su lado, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI), como el Banco Mundial han intensificado sus esfuerzos por lograr una mayor coordinación entre los Estados con el objetivo de combatir rl lavado de dinero y el financiamiento de las actividades vinculadas al terrorismo. La Comisión de Seguridad Hemisférica del Consejo Permanente de la OEA, desde el año 2005, viene trabajando en un plan de acción hemisférico contra la delincuencia internacional, en cuyo contenido se proponen algunos lineamientos para el tratamiento multilateral de este problema.

Sin duda alguna, el abordaje del crimen organizado plantea enormes retos para las sociedades de la región. Los esfuerzos nacionales, como cooperación bilateral; al lado de las acciones multilaterales han empezado a generar vínculos de confianza entre los Estados, al tiempo que mejoran las destrezas y capacidades técnicas de los organismos nacionales encargados del tema, pero siguen siendo esfuerzos muy limitados.

Quizá por este motivo la Fundación Konrad Adenauer, junto al Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP), la Asamblea Nacional de Nicaragua y FUNPADEM, han querido dar un primer paso con el objetivo de promover una discusión sobre la manera en que una sociedad democrática debe o puede abordar las acciones contra fenómenos como el crimen transnacional, al tiempo que se depura un proceso metodológico para el estudio más preciso del tema.

Como es bien sabido, debido a su carácter clandestino, el crimen internacional resulta difícil de abordar y de estudiar, incluso en sociedades pequeñas, como las centroamericanas. De igual manera, cada sociedad identifica sus propias amenazas, pero, también comparte o se ve afectada por el enfoque que un determinado país le dé al problema. Para el faso de Centroamérica, lo cierto es que el Internacional Crime Threat Assessment junto con national Security Council, han señalado como las principales amenazas, a los Estados Unidos, el tráfico de armas y tecnología nuclear; el tráfico de drogas, el tráfico de personas, los crímenes relacionados con la propiedad intelectual y el lavado de dinero. Con excepción del tráfico de material nuclear el resto de los temas, es la agenda centroamericana en la materia.

Por otra parte, no existe aún una definición simple sobre el crimen transnacional, que sea aceptada por la comunidad académica. Tampoco existe un método acabado para abordar de manera apropiada y completa un fenómeno que opera en la clandestinidad y que disfraza sus operaciones de diversas formas. Por las razones anteriores, los estudios que hoy se presentan, intentan de alguna manera iniciar un proceso que conduzca a metodologías más adecuadas para el estudio del tema y que, además, pueda ofrecer un conjunto de ideas para la formulación de políticas públicas más precisas o la coordinación de las mismas.

La primera sección de este documento, introduce al lector a un enfoque compartido, por ambos países, en materia de cooperación contra el crimen transnacional. Los siguientes dos capítulos han sido realizados por un conjunto de expertos en la materia, con el objetivo de brindar una serie de consideraciones que señalen acciones concretas para un abordaje más efectivo desde la política pública.

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