En ese sentido, la consulta transparente y confiable en su metodología evidenció una mayor participación de ciudadanos de México, Perú, Chile y Colombia, igualmente con los expertos de grupos de interés en gobiernos nacionales, formuladores de políticas y sociedad civil responsables de la gestión del cambio climático y sus vínculos en la salud pública.

En la primera intervención, Andreia Banhe, representante de nuestro partner CDP (Brasil) expuso un estudio en salud urbana realizado en tres ciudades latinoamericanas, donde se evidenciaron riesgos climáticos en referencia a enfermedades infecciosas por vectores como el dengue en México, olas de calor ocasionando daños en el cuerpo humano en Costa Rica, e interrupción del servicio de agua potable en el consumo y saneamiento reduciendo la calidad en Ecuador. Además, mencionaron que los impactos en la contaminación del aire con la salud poblacional a nivel mundial mostraron resultados alarmantes, como es la causa de muerte de alrededor de 7 millones de personas por infecciones respiratorias agudas.

A su vez identificaron oportunidades en 180 municipios de la región, resaltando buenas prácticas como: la creación de parques “verdes” urbanos, la inversión en concientización ambiental ciudadana y el impulso político para el uso de bicicletas.

Sobre la creación de parque urbanos, resalta el rol ecosistémico, importante a razón de su multiplicidad de beneficios en preservar la biodiversidad, aumentar la forestación y la mejora de la calidad del agua; además de  proveer un ambiente que favorece al crecimiento y estimulación en la formación de los niños con un sentido de respeto al medio ambiente.

En la segunda presentación, realizada por Daniela Godoy de la FAO se abordó la problemática de la pérdida y desperdicios de los alimentos (PDA) que no solo ocasiona inseguridad alimentaria, sino también un impacto en la producción como en la generación de emisiones de gases de efecto invernadero. Entre las cifras alarmantes que destacan en el informe de la FAO 2021, se menciona que 113 millones de personas en LATAM son afectadas por la inseguridad alimentaria. Por lo cual, implementar políticas y soluciones con base en un sistema agroalimentario permitiría la sostenibilidad para la buena distribución de dietas saludables que impliquen servicios de medición en la cadena de suministro (como la plataforma sin desperdicio), monitoreo para la agricultura familiar impulsando alianzas público-privada con un esquema de innovación amplia, tecnologías para almacenamiento y manipulación en la explotación agrícola, establecimiento de marcos legales en el código internacional para la reducción de las PDA, así como  la recuperación de alimentos y redistribución mediante bancos de alimentos, comedores y supermercados sociales.

También, destacar el aporte de la economía circular como una solución inmediata a la PDA puede ayudar a impulsar la regeneración y colaboración para los sectores y actores involucrados en el sistema agroalimentario. Como ejemplo de buenas prácticas se mencionaron los casos de Guatemala y Colombia, países con programas de educación escolar para reducir la PDA, lo que les genera valor económico por año escolar para beneficio de la comunidad.

 En la tercera presentación a cargo de Nigel Sizer, Preventing Pandemics at the Source, mencionó la importancia de saber dónde aparecerán las futuras pandemias de origen zoonóticas como la reciente COVID-19 que derivan de causas como la deforestación, el cambio de uso de suelo, el comercio ilegal de animales silvestres y la expansión ganadera cercana a fauna natural.

Por lo tanto, se debe poner énfasis en los tomadores de decisiones para realizar las intervenciones en prevención con la detección de emergencia temprana, contener la transmisión localizada y el control mitigador de la epidemia mediante la detección, reducción, mejora, regulación y monitoreo en la injerencia de actividades humanas contra los ecosistemas forestales, degradación ambiental del uso del suelo y la pérdida de biodiversidad animal.