Durante el evento fueron evaluados aspectos referentes al impacto de la participación de América Latina en las CGV sobre las brechas de género, además de las políticas públicas e iniciativas privadas que son implementadas en la región.

La moderación de la conferencia estuvo a cargo de Nanno Mulder, Jefe de la Unidad de Comercio Internacional de la CEPAL.

En su intervención, Wilfried Weck, representante de KAS en Panamá y director del Programa Regional ADELA, destacó el trabajo realizado por esta fundación, el que se enfoca en diferentes pilares tales como el comercio regional e internacional, seguridad regional e internacional, el multilateralismo en general y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la agenda 2030, entre ellos salud, género y la ciudad del futuro.

Mientras que Mario Castillo, director de la División de Comercio Internacional e Integración de la CEPAL, contextualizó el panorama del comercio internacional para América Latina y el Caribe destacando que la región muestra un 25% de recuperación en cuanto al comercio internacional en términos de exportaciones, aunque reconoce la persistencia de una gran incertidumbre en áreas de cadenas de suministro y de valor que adquieren un papel central, pues tienen un componente de inclusión social, de balance en el tema de la generación de empleo y principalmente en lo referente a la igualdad de género.

Enfatizó que actualmente enfrentamos una encrucijada respecto a estos temas, y las recomendaciones que surjan de este encuentro podrían ser relevantes para abordar este nuevo proceso de re configuración económica, social y política.

Por su parte Karina Fernández-Stark, consultora internacional sobre Cadenas de Valor, puntualizó que hoy más que nunca se está analizando el comercio internacional desde la perspectiva de las cadenas globales de valores y vemos cómo una disrupción muy pequeña puede afectar el comercio de una industria en particular y cómo la participación de la mujer está tomando más importancia.

Explicó que la mejor manera de abordar y entender las brechas de género es dejar de centrarnos en la evolución temporal de la posición de la mujer y la comparación de las nuevas oportunidades económicas con su situación anterior, para enfocarnos en comparar entre hombres y mujeres asuntos como el acceso al mismo empleo bajo las mismas condiciones, y si tienen alguna oportunidad de crecimiento y promoción hacia actividades de más valor.

Resaltó Fernández Stark que mujeres y hombres participan de manera distinta en la CGV. “En general las mujeres reciben menos beneficios que los hombres cuando se incorporan a las industrias exportadoras”.

“Las mujeres trabajan en industrias, segmentos y ocupaciones de menor valor en comparación con los hombres, lo que genera nuevas brechas de género y amplía las existentes, por lo que conforme los países escalan, la participación femenina disminuye”, añadió la especialista.

Enfatizó que “la reducción de la brecha de género requiere de un análisis que compare los roles en un contexto en el cual los países buscan incrementar su valor agregado en el comercio, y que surja una fuerte necesidad de abordar la desfeminización de las CGV y de garantizar que las mujeres tengan iguales oportunidades”. 

En este mismo sentido, Penny Bamber, consultora internacional sobre Cadenas de Valor, abordó el tema de género y CGV en la industria de la minería chilena, comparando el impacto que pueden tener las tecnologías digitales en la participación femenina, dado que durante la pandemia aumentó su uso, aunque es una tendencia que ya venía creciendo en el sector previo a la crisis de la Covid-19.

Detalló que durante los próximos diez años este sector mantendrá una demanda en aumento, y lamentablemente tiene una muy baja participación femenina, principalmente por barreras técnicas, requisitos físicos, condiciones peligrosas y riesgo de seguridad, complicación a nivel de infraestructura, locaciones de trabajo distante, estereotipos y normas de género.

Pese a que las tecnologías han contribuido a que el trabajo minero en sectores de mayor participación femenina sea más compatible con los distintos roles de la mujer, su participación sigue siendo muy baja.

Posteriormente el profesor e investigador del Colegio de la Frontera Norte, México, Alfredo Hualde, presentó un trabajo realizado en conjunto con Guillermo Ayala, economista especialista en desarrollo social, que consiste en un estudio contextualizado desde la realidad de la manufactura mexicana, la cual sufre un proceso de integración internacional que se acentuó con la firma de los Tratados de Libre Comercio (TLC) de América del Norte en 1994. Mencionó que “a rasgos generales esta es una industria fundamentalmente masculina, con muy poca participación de las mujeres, las cuales se concentran en las áreas ligadas  al vestido y maquilladoras”.

Hualde enfatizó en que el mercado laboral de México en general tiene muy poca participación femenina, por lo que realizó un análisis de las brechas salariales y las condiciones de empleo por género entre 2005 y 2019, estudiando subsectores con mayor inserción en las CGV tales como: fabricación de equipos de computación, electrónicos, transporte y prendas de vestir. 

El estudio determinó que la participación de las mujeres en el empleo manufacturero se ha mantenido estable en los últimos 15 años, aunque prevalece la continuidad en relación a las diferencias en las condiciones de trabajo y en la brecha de ingresos entre hombres y mujeres en la manufactura de México para el periodo de análisis. A pesar de ello, algunos datos indican un ligero upgrading social reflejado en los datos de protección social y en el cierre parcial de la brecha salarial.

Por otro lado, el trabajo realizado por Alma Espino, consultora de la División de Asuntos de Género de la CEPAL, y Nicole Bidegain, Oficial de Asuntos Sociales de la División de Asuntos de Género de la CEPAL, busca comprender desde la perspectiva económica de las mujeres qué implicaciones han tenido las Iniciativas de Gobiernos de América Latina y del Caribe para abordar los efectos de la crisis generada por la Covid-19 en la autonomía de mujeres en sectores exportadores.

El estudio refleja una recuperación desigual, pues una de cada dos mujeres no está inserta en el mercado laboral. La crisis ha representado un retroceso de 18 años, dejando severos efectos en la autonomía económica de las mujeres.

Sobre las medidas y recomendaciones para una recuperación transformadora de igualdad de género advierte que la mayoría de las medidas de políticas públicas se dirigen a los hogares, las personas en situación de pobreza, los trabajadores formales e informales o las empresas sectores de la economía, sin identificar las implicaciones distributivas de género.

En el análisis de apoyo brindado a sectores con alta presencia de mujeres, como por ejemplo el turismo y la industria textil y confección, es preciso analizar si las medidas han beneficiado a las trabajadoras en situación de precariedad y reducir asimetrías frente a grandes agentes en la cadena de valor.

Las medidas de apoyo a las mujeres en los emprendimientos exportadores todavía son insuficientes.

Existen desafíos en términos del alcance de los programas, del enfoque con que cuentan, la temporalidad y del vínculo con otras políticas orientadas a los derechos de las mujeres (servicios, cuidados, prevención, violencia de género), acciones afirmativas y transversalización de género en políticas de corto, mediano y largo plazo para una recuperación transformadora con igualdad.

En tanto, Ana Güezmes, directora de la División de Asuntos de Género de la CEPAL, fue la encargada de cerrar este enriquecedor encuentro. En su exposición, aclaró que el mismo deja en evidencia la carencia de información empírica sobre analítica de CVG.

Destacó la importancia de crear puentes para que establezcamos diálogos entre los sectores sociales, políticos y económicos que están trabajando en materia de igualdad de género, y los que están trabajando en materia de comercio.

Advirtió que “la pandemia por la Covid-19 pone de manifiesto los desafíos estructurales que enfrenta la región vinculadas al patrón de especialización productiva y comercial y el grado de exposición de los países a los vaivenes del comercio internacional, las fluctuaciones de los precios y la volatilidad de los mercados financieros, y que el carácter estructural de las desigualdades de género puede profundizar o puede ser un catalizador hacia la igualdad”.

“La crisis ha afectado enormemente la participación laboral de las mujeres, y se evidencia al ver  que el empleo de los hombres se ha ido recuperando, mientras que el de las mujeres, por su mayor participación en cadenas afectadas, baja”, manifestó Güezmes.

Recalcó la necesidad de analizar los impactos de las políticas comerciales y las tendencias en los mercados laborales desde una perspectiva de género. “Para lograrlo, es necesario romper el silencio estadístico y mejores datos que permitan diseñar e implementar políticas comerciales que contribuyan  a la igualdad de género”.

Finalmente nos invitó a reflexionar sobre la necesidad de hacer compromisos y abordar temas relevantes que ya se han presentado en la agenda regional de género, que es cómo se fortalece el comercio exterior con una perspectiva de género justamente para que el comercio realmente traiga cambios hacia la igualdad y hacia la sostenibilidad, que es el otro paradigma importante en materia de comercio, transitando hacia una más justa organización social de los cuidados con corresponsabilidad del estado del mercado y de las diferentes formas de familia.