Reflexiones sobre los procesos de paz - Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina
Notas de acontecimientos
Así abría el exministro de relaciones exteriores del Uruguay, Dr. Sergio Abreu el coloquio sobre los procesos de paz. El evento organizado en cooperación con el Consejo para las Relaciones Internacionales (CURI) tuvo lugar en el Centro de Postgrados de la Universidad de Montevideo.
El fortalecimiento del poder civil y el compromiso de actuar siempre en conjunto constituyen la versión alemana del “nunca más”, decía Christian Reick en su alocución. Rieck es asesor para política de desarrollo y derechos humanos de la Fundación Konrad Adenauer en Berlín. En su ponencia recorrió los criterios fundamentales de la política exterior de la República Federal, que abrevan de las experiencias asociadas a la segunda guerra mundial. La República Federal apuesta a la cultura política, a la normalización, al poder civil y a un cambio de paradigma basado en el soft power más que en la utilización de la fuerza. Sin embargo, esto no implica que Alemania no sea parte de intervenciones con sus fuerzas armadas en zonas de conflicto siempre que dicha intervención esté debidamente respaldada por el derecho internacional y acompañada de actividades de apoyo a la reconstrucción y desarrollo de las sociedades castigadas por los conflictos. Este soft power enfatiza el comercio, la diplomacia, la cultura, la ciencia, así como las políticas de desarrollo y combate al cambio climático. Para estos objetivos Alemania cuenta con la agencia estatal GIZ y las fundaciones políticas como la Fundación Konrad Adenauer.
La participación de Alemania tiene como objetivo un manejo responsable y coordinado de las crisis. Alemania se ve en esto como agente facilitador, por su “poder de invitar a los otros”. La Republica Federal ejerce un liderazgo (Leading by example) reconocido por otros Estados pero insuficiente para la resolución de las crisis globales. Finalmente será indispensable un involucramiento global en la agenda de paz. “El proyecto de construcción de una nación no podrá ser implementado desde afuera”, concluía Rieck.
“Hablamos de reconciliación en sociedades en la que nunca existió la conciliación”, decía Juan Pablo Corlazzoli citando a un obispo centroamericano. Corlazzoli es exrepresentante adjunto al secretario general de la ONU, tiene larga experiencia en procesos de paz y acompañó en calidad de jefe de verificación de los acuerdos de paz. Los conflictos en Centroamérica se agravan por las deportaciones desde Estados Unidos. Muchos de estos deportados se hacen miembros de las maras que afectan seriamente la convivencia de algunos países. En El Salvador, por ejemplo, se calcula en 60.000 sus integrantes. Ni la guerrilla en el apogeo de su actividad tuvo tal fuerza, dijo Corlazzoli. La violencia de estas maras provoca a su vez migraciones dentro de los países y aumentan la presión migratoria. Para construir una paz verdadera Corlazzoli enumeró algunas premisas indispensables: la paz debe involucrar a todos, ya que no es posible su construcción en islas. La alternativa a la violencia es la construcción lenta y persistente de una democracia republicana. El proceso de construcción debe contemplar el factor territorial. Sin un desarrollo local y, fundamentalmente, sin la construcción de las confianzas, no habrá un desarrollo sostenible que brinde oportunidades a sectores de la población muy empobrecidos. Y el Estado debe administrar un flujo de recursos hacia las zonas afectadas. La guerra es cara pero la paz es más cara aún, sostuvo Corlazzoli. Todo este proceso es lento y requiere persistencia y paciencia. El silencio de las armas es el comienzo nada más. Debemos ver la construcción de la paz en clave de proceso, concluyó Corlazzoli.
Un atento público compuesto por más de 30 personas del ámbito académico, diplomático y militar siguió las exposiciones.
