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Pobreza y política

La Razón / Roberto Laserna / 01:08 / 12 de diciembre de 2011

Un evento de la Fundación Konrad Adenauer tuvo el propósito de comparar resultados de 13 investigaciones realizadas acerca de la desigualdad y la pobreza en varios países. Una de las conclusiones más sorprendentes fue que el gasto social parece tener menos relevancia que otras políticas.

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Los estudios examinaron qué sucedió con la desigualdad y la pobreza en las dos últimas décadas, identificando las políticas que tuvieron mayor éxito en la reducción de la pobreza y de la desigualdad. La mirada de largo plazo permitió trascender temas relacionados a las coyunturas o los periodos gubernamentales.

Una conclusión repetida fue que los períodos de mayor impacto en la reducción de la pobreza coincidían con los periodos de mayor crecimiento económico y estabilidad política. En todos los casos se observó el efecto derrame, ya que la expansión de la capacidad productiva de la economía no sólo aumentaba la disponibilidad de bienes y servicios, sino que iba acompañada de mejoras en la productividad de los trabajadores, aumentando sus niveles de ingreso y de consumo. Y mientras más prolongado y continuo fue el proceso de crecimiento, más amplios y sostenibles fueron sus resultados.

Una segunda conclusión es que las políticas sociales específicamente diseñadas para reducir las desigualdades y atenuar la pobreza no siempre lograron esos efectos. En algunas épocas y lugares un poco más que en otros, pero lo que no se pudo demostrar fue que a un aumento en el gasto social correspondieran caídas en la desigualdad y la pobreza.

La tercera conclusión se refirió a los programas de transferencias de efectivo. En muchos casos estos programas ofrecen alguna bonificación a las personas a condición de que demuestren cierto comportamiento: hacer vacunar a sus niños, llevarlos a la escuela, asistir a centros de alfabetización o capacitación, someterse a revisiones médicas, etc. En otros casos se condicionan políticamente, no de manera formal y explícita por supuesto, a expresiones de apoyo al gobierno o sus autoridades. En otros no hay condiciones para las transferencias, el caso por ejemplo de la Renta Dignidad, en Bolivia. Los programas son distintos y tienen dimensiones muy diversas. Lo interesante es que en todos los casos se reportaron impactos positivos más relacionados a su escala y persistencia que a su condicionalidad o focalización.

En síntesis, la reducción de la pobreza y de las desigualdades en América Latina están más asociadas a políticas que generan un entorno favorable al crecimiento, incluyendo la estabilidad necesaria para dar certidumbre y continuidad a los procesos económicos, y a transferencias que llegan directamente a la gente. La mediación burocrática del gasto social parece ser el mal que hay que evitar.

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