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Notas de acontecimientos

Visiones de desarrollo: Perspectivas indígenas, estatales y empresariales

Presentación de libro en Guatemala

El 28 de agosto se realizó la tercera presentación del libro "Visiones de desarrollo: Perspectivas indígenas, estatales y empresariales" en la ciudad de Guatemala. Los autores peruanos, María Soledad Pérez y Guillermo Vidalón, presentaron sus artículos. Como comentadores fungieron los guatemaltecos Alma Sacalxot, Directora de Investigación y Registro del Viceministerio de Patrimonio Cultural, y José Carlos Sanabria de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales.

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Los alcances, tendencias y contradicciones de aquello que representa el desarrollo, adquieren en el siglo XXI connotaciones políticas que merecen ser evaluadas con gran sentido crítico. A esto contribuye el libro Visiones de Desarrollo: Perspectivas Indígenas, Estatales y Empresariales, publicado recientemente por el Programa Regional de “Participación Política Indígena” (PPI) de la Fundación Konrad Adenauer (KAS). Son seis autores que reflexionan el concepto y la crisis del desarrollo desde diferentes perspectivas: Alicia Williner (Argentina), María Soledad Pérez (Perú), Guillermo Vidalón (Perú), Lorena Terrazas (Bolivia), Kinyapiler F. Johnson (Panamá) y Freddy Limaco (Bolivia).

La publicación aborda aspectos como la visión de los organismos internacionales, a través de un análisis del “cambio estructural para la igualdad” impulsado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). De lo que se trata es de repensar los patrones del desarrollo económico, con el fin de tener una comprensión multidimensional de todo lo que significa el desarrollo, concebido como un buen vivir, con renovación tecnológica y el aumento de las capacidades productivas. Esto también implica la necesidad de combatir la desigualdad de oportunidades y de ingresos, junto con el mejoramiento institucional de los regímenes democráticos.

Alicia Williner afirma que la CEPAL plantea el cambio estructural mediante dos formas complementarias: a) la vía fiscal que aplica impuestos a los sectores con mayores ingresos para luego entregar beneficios a los sectores desfavorecidos; y b) la vía de transformaciones en la matriz productiva, tomando en cuenta la innovación tecnológica, la apropiación del conocimiento y la eficiente distribución de los aumentos en la productividad entre distintos factores productivos. Los desafíos inmediatos están relacionados con las funciones estatales para minimizar los impactos ambientales en la explotación de los recursos naturales. El extractivismo siempre fue un obstáculo para el desarrollo por su carácter insuficiente, depredador del medio ambiente y por sus posibilidades poco efectivas para contrarrestar las desigualdades sociales del continente.

Los deseos por generar nuevos patrones de desarrollo demandan enormes esfuerzos para caminar por las sendas de la equidad, la justa distribución de la riqueza, la gestión oportuna y consistente de los conflictos ambientales, la renovación tecnológico-productiva y el ejercicio de mecanismos de democracia directa, con el objetivo de consultar a la ciudadanía sobre cómo el desarrollo realmente mejorará las condiciones de vida para garantizar la reproducción de una economía previsora con justicia social.

El desarrollo desde la perspectiva del Estado fue analizado por María Soledad Pérez, utilizando como caso concreto a Perú. Toda discusión debería estar enmarcada en acuerdos nacionales, sólidos consensos y talleres de consulta con los diferentes sectores de la sociedad. Según la autora: “(…) justicia y libertad son posibles con solidaridad, y ello se sustenta en una concepción moderna del desarrollo que acompaña el fundamento de la justicia, es decir, el desarrollo integral y equilibrado de la Nación, lo cual de ninguna manera es posible sin libertad”. En consecuencia, el papel del Estado es fundamental para prevenir distorsiones que genera el mercado y para garantizar los derechos que aseguren el bienestar general.

El aporte que estimula un nuevo concepto de desarrollo estaría ligado a las fuerzas de la “identidad nacional” porque de esta manera es posible consolidar la Nación, en este caso, la Nación peruana. El desarrollo implicará, entonces, el respeto de valores nacionales, la diversidad étnico-cultural y una flexible vinculación con el mundo globalizado.

Las visiones del sector empresarial fueron expuestas por Guillermo Vidalón, desde un punto de vista liberal que rescata a la persona humana como el fin supremo dentro de la sociedad. El Estado tendría que estar al servicio de la persona, reconociendo y facilitando las relaciones de intercambio, así como protegiendo la propiedad privada. Este enfoque se concentra en las libertades individuales que requieren de un Estado pequeño y eficiente. Cuantas más libertades existan, entonces se pueden satisfacer mejor las expectativas de las personas en cualquier actividad económica.

Desde esta perspectiva, el desarrollo estaría unido a la libertad personal. La diversidad multicultural, consulta previa a los pueblos indígenas y la protección de los recursos naturales, en criterio de Vidalón, deberían ser repensadas para privilegiar la fuerza del Estado-nación, actor que identifica mejor cuáles son las prioridades del desarrollo.

La visión de los pueblos indígenas es abordada por Lorena Terrazas (desde una perspectiva de las organizaciones indígenas), Kinyapiler F. Johnson (desde la perspectiva de un pueblo indígena) y Freddy Limaco (que da un ejemplo de buena práctica). Lo interesante de estos análisis consiste en defender los conceptos de desarrollo que incluyan distintas dimensiones como el desarrollo humano o el reconocimiento de múltiples derechos.

Los pueblos indígenas intentan transformar el concepto de desarrollo en una nueva cosmovisión del vivir bien que conecta otras dimensiones como: a) la calidad de vida, que no depende de la posesión de bienes materiales o dinero, sino de la felicidad y el buen vivir espiritual; b) la diversidad y el intercambio de saberes para el encuentro de culturas; c) el respeto de la Madre Tierra con el fin de preservar la naturaleza, y d) una concepción en la que las comunidades no están conformadas sólo por personas sino también por animales, plantas y espíritus como garantía para llevar adelante una vida armoniosa.

El mundo indígena tiene derecho a definir su propio desarrollo, así como la sociedad en general, que hoy día está preocupada por reorientar las estructuras económicas en función de la protección del medio ambiente, el logro de una mayor igualdad y el fomento de condiciones de una vida más digna.

Las discusiones dejaron de ser un territorio ocupado solamente por los economistas para dar la oportunidad de expresarse a un amplio espectro de actores. El desarrollo nos interesa por igual a todos y es por esto que debe resaltarse una multiplicidad de visiones sobre los contenidos de dicho desarrollo pero, especialmente, el futuro de éste para las nuevas generaciones. Este fue el espíritu con el cual se organizó la presentación del libro el pasado 28 de agosto en el Hotel Princess en la ciudad de Guatemala, evento al que asistieron alrededor de 50 personas.

Dos de los autores expusieron sus artículos. En este caso se contó con la presencia de los dos peruanos, la Diputada María Soledad Pérez, y el empresario Guillermo Vidalón, Superintendente de Relaciones Públicas de la Southern Perú Copper Corporation.

La Diputada peruana resumió su artículo, aseverando que éste está dividido en tres partes: 1) Instrumentos normativos que definen el desarrollo, 2) análisis de instrumentos, objetivos y discursos, y 3) desafíos pendientes. Entre los instrumentos normativos a nivel nacional menciona el Acuerdo Nacional, al Plan Bicentenario, etc., y a nivel internacional la Declaración del Milenio con sus Objetivos del Milenio (ODM), entre otros. El problema con los instrumentos nacionales, como menciona la Diputada, es que no enfocan el aspecto intercultural. Incluso los ODM llevan a cuestionar el sentido de “desarrollo”, término que muchas veces está relacionado con el concepto de riqueza monetaria, mientras que un concepto de bienestar estaría mucho más relacionado a la cuestión indígena. Por lo tanto, el Perú enfrentaría varios desafíos todavía como ser el fortalecimiento de la democracia, el desarrollo integral, combatir la pobreza, solidaridad y cooperación y en general la falta de interculturalidad.

El empresario Guillermo Vidalón sostuvo que su artículo trata sobre lo siguiente: en general el “occidente” es conocido por explotar la naturaleza; los pueblos indígenas “viven” de la naturaleza. Sin embargo, el uso de recursos naturales, que muchas veces se encuentran en territorios indígenas, también resulta tener ventajas. Así, en zonas donde se encuentra la industria extractiva, el índice de desarrollo humano es más alto, los indicadores de alfabetismo son mayores, etc. Entonces, en realidad los problemas se encuentran en el crecimiento de la población y las disparidades económicas entre indígenas y no indígenas. Estos problemas deberían ser atendidos por el Estado y no las empresas. Afirmó que sí está de acuerdo en la necesidad de mayor entendimiento entre las diferentes visiones.

La primera comentarista fue Alma Sacalxot. Ella destacó sobre todo dos casos interesantes del libro, él del panameño Kinyapiler Johnson y del boliviano Freddy Limaco, que reflejan casos interesantes en comunidades indígenas de “desarrollo con identidad”. También hace énfasis en el artículo de la Diputada Pérez, que hace una autocrítica. El artículo de Lorena Terrazas menciona “el buen vivir o vivir bien” que en teoría suena bien, sin embargo, sigue siendo filosófico y falta “aterrizar el concepto”. Aseveró que el libro invita a la reflexión y al diálogo, exactamente lo que necesita Guatemala respecto a este tema.

El segundo comentarista del libro, José Carlos Sanabria, quien estuvo de acuerdo en las observaciones de la señora Sacalxot, hizo hincapié en lo que se puede rescatar de este libro para Guatemala. Mencionó que en Guatemala el problema político está en que no existe una interconexión entre las visiones de desarrollo y la institucionalidad. Asimismo, no es visible un desarrollo integral, sobre todo en el caso de los pueblos indígenas guatemaltecos. Entonces lo que falta es un reconocimiento mutuo, sobre todo de institucionalidad, como para garantizar la representatividad política indígena, reconocer el efectivo rol del Estado como regulador de las relaciones políticas y económicas e implementar mecanismos de diálogo entre la población con respeto. Lo que es fundamental es administrar las asimetrías de poder y trabajar en el mecanismo de búsqueda de consensos.

La presentación del libro finalizó con preguntas del público hacia los expositores y las palabras de clausura por parte del Director del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos, entidad que apoyó la realización de la presentación.

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Tapa de libro Valeria Castro

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