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Notas de acontecimientos

"Estamos sobre los escombros del 2001"

Realidad política y valores políticos del cambio

El jueves, 8 de mayo de 2014, la revista Criterio y con la Fundación Konrad Adenauer organizaron una conferencia con el tema "la política y los políticos necesarios para la transición" en el Centro Cultural Borges.

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El evento tuvo lugar en el marco del ciclo de conferencias "diálogos para el cambio". Los invitados, Natalio Botana y Carlos Pagni, debatieron sobre la situación política en Argentina. Ellos pertenecen a los líderes de opinión pública más reconocidos de su país. La discusión fue dirigida por el director de Criterio, José María Poirier.

La vida institucional consiste en una especie de partidos fantasmas, que defienden los fantasmas de unas ideas que hacen marchar unos ministerios de alucinación. Para hacer política verdadera hace falta, como ya dijo Fichte, "declarar lo que es". Es preciso hacer una llamada enérgica a nuestra generación para que se preocupe premeditadamente del porvenir nacional. "Nueva política es nueva declaración y voluntad de pensamientos."

Esas palabras no fueron pronunciadas en mayo del 2014 en Buenos Aires, sino en marzo del 1914 en el Teatro de la Comedia de Madrid, en el que José Ortega y Gasset pronunció su célebre discurso sobre "vieja y nueva política. A más de cien años de su discurso, esas palabras del filósofo español que siempre mantuvo relaciones estrechas con Buenos Aires, parecen todavía ser de actualidad. De hecho un espíritu orteguiano atravesó la sala, cuando hubo en el Centro Cultural Borges un encuentro de primera categoría del periodismo político argentino:

Natalio Botana, ensayista y profesor de política y ciencias sociales en la reconocida Universidad Torcuato di Tella, y Carlos Pagni, periodista y columnista, también colaboradoresdel diario La Nación. Son observadores perspicaces y se hallan entre los más conocidos comentaristas en la prensa argentina. El 8 de mayo hablaron sobre las últimas tendencias de la política internacional, sus efectos nacionales, sobre valores, virtudes y vicios políticos en una época de cambio. En breve, de nada menos que sobre vieja y nueva política.

La imagen del engaño – desengaño es muy famoso en el mundo hispanohablante, y ya desde el siglo XV una parte integral del discurso político. "No hay realidad en el estado, es sólo apariencia.", dijo pues, Natalio Botana y recordó a Machiavelli. Éste consideró como virtud política el mantenerse en el poder a través de engaños ingeniosos. Sin embargo, el gobierno actual actuaba incluso contra este principio ya que se hacía víctima de sus propios engaños. Para el pensador renacentista, gobernar significaba hacer creer, y no creer. La presidenta y su gobierno vivían presos en un mundo de apariencia. Si no, cómo fue posible que el jefe de gabinete, Jorge Capitanich, cuando se le pidió la presentación de las estadísticas actuales de pobreza, respondiera que todo era la culpa de los medios y de Clarín?

Sin embargo, no sólo el gobierno se niega a la realidad. Todo el país ya no se entera de lo que está pasando en el mundo, dijo Botana. Para él, los problemas actuales de la Argentina germinan en una nueva autosuficiencia: "Argentina perdió su apetito cosmopolita que le dieron los grandes liberales y republicanos del siglo XIX. Es un país provinciano, vuelto sobre sí mismo." En el transcurso de la conferencia se fue aclarando qué efectos tiene este hecho en el desarrollo nacional y que es un mensaje que debería ser escuchado en Europa también. Carlos Pagni aclaró que en el nivel de la política del exterior, la autosuficiencia se muestra en la pérdida del interés en la integración regional. Un ejemplo de esto se podía ver en el descuido del Mercosur. Integración significaba la voluntad de ceder poderes para actuar de manera más eficaz en un marco mayor. Pero la imaginación y la necesidad de un estado fuerte y al mismo tiempo de un gobierno limitado es dificil de entender para la gente. Esta debilidad tiene repercusiones en el nivel de la política del interior: Si la integración fomenta unas burocracias competitivas y meritocráticas, la voluntad de llegar a acuerdos tal como la capacidad de planear a largo plazo, estos son los vicios de los que sufre el país: Falta de una burocracia eficaz, medidas cortoplacistas y una concentración demasiado alta en el gobierno: "En nuestro aislamiento hemos vuelto a la barbarie, en el sentido de Sarmiento", dijo Pagni, y analizó las razones para el auge argentino entre los años 1860 y 1930: La base del éxito, dijo, fue que un grupo de intelectuales se juntó para debatir lo que estaba pasando en el mundo. Haría falta reanudar esta práctica. Natalio Botana lo aprobó. Según dijo, se debería dejar las políticas llevadas a cabo con los ojos cerrados: “Lo que Argentina necesita es un baño de realidad!” Declarar lo que es, y analizar la política en una época de cambios; esto fue, en el sentido orteguiano, el gran tema de la conferencia del 8 de mayo.

Si se habla de cambio, dijo Botana, uno debe tener en cuenta que se trataba, en realidad, de tres cambios. El primero se desarrolla a nivel internacional. Se puede observar un cambio de eje que gira, por primera vez en siglos, desde el occidente hacia el oriente. El mejor ejemplo de eso es la noticia según la cual China es la primera potencia económica del mundo. Vivimos en un mundo multipolar en el que se van cuestionando los valores políticos y económicos del occidente.

El segundo cambio es a nivel nacional: Tema central en este aspecto es la declinación argentina que se extiende durante los últimos cuarenta años. No ocurre siempre con la misma intensidad, pero “si comparamos los grandes números económico-sociales con las que Argentina entra en la época de los sesenta con los actuales, el panorama es desolador.” Todos los argentinos crecían con el mito de vivir en un país de clase media, pero según las estadísticas actuales de la OCDE, la clase media en Argentina se achicó espantosamente, con efectos respecto a la sociedad, la seguridad, y al espacio público.” Recordó Botana que esto era más doloroso aun, porque los argentinos eran “viejos demócratas.”

Como tercer eje de cambio hay que discutir una agenda a seguir después de los comicios del 2015. La tarea más importante para los líderes políticos en este contexto va a ser que, al desarrollar una agenda, tengan en cuenta los diferentes aspectos de cambio y los tengan como base de sus políticas, siguiendo un lema del filósofo Isaiah Berlin: “retomar el pasado con el apetito de futuro.”

Hay propuestas concretas en cuanto al personal político y una agenda para la época post-Kirchnerista. Carlos Pagni explicó, que la pregunta sobre los candidatos no era la más importante en este momento. “En los medios, los temas se encuentran representadas exactamente al revés respecto con su gravedad.” Sin embargo, la dimensión verdadera que alcanzan los problemas se hace más evidente si se sigue el análisis hecho por Pagni: Éste, esencialmente, emboca en un intenso debate constitucional. La crisis del 2001 fue un colapso de la organización política bajo el cual el país sigue sufriendo. “Hemos resuelto esa crisis de manera de la que tantas veces hemos resuelto crisis, con un modelo caudillesco. Esa forma de organización fracasó de nuevo. Estamos sobre los escombros del 2001.” Ahora lo que haría falta, es plantearse la pregunta de cómo se reconstruye un sistema de poder equilibrado.

Igualmente, con respecto a la pregunta sobre los valores políticos, Pagni identifica el mayor problema como uno de la organización del sistema político. Ahora el vicio alcanza el nivel de la caricatura. “Nos hemos acostumbrado a un umbral de escándalo y conducta pública inquietante”, dijo Pagni y subrayó que era el diseño de la política argentina que estimula y favorece el vicio. El desequilibrio lleva a un monopolio de poder que, a su vez, va cuestionando valores básicos como el derecho a la crítica, la independencia de la Justicia, la libertad de prensa, y la hipótesis de la alternancia en el poder. De esta manera pone en peligro el orden republicano, que consiste en un sistema de reglas y valores de la convivencia. “Y este sistema nos lleva muy probablemente a una situación donde sólo nos damos cuenta que tenemos un problema ferroviario cuando un tren choca en Once”, visualizó Pagni. Si hay un desequilibrio del poder se está en un fraude permanente de la política porque el monopolio de poder se desdobla para crear en sí mismo su propia oposición. “Está plagado el mundo político de gente que ha entrado en la política para hacer una diferencia y salta a su situación patrimonial. Estoy harto de ver eso.”Con lo cual, la pregunta de cómo se restablece un sistema de equilibrio de poder que garantice la competitividad republicana es mucho más decisiva que la de los candidatos para el 2015.

“¿En realidad, cuál es la razón por la que hablamos de las elecciones?”, preguntó Natalio Botana. “Lo hacemos porque después vamos a tener un año para llevar a cabo políticas de estado.” Hay que encontrar urgentemente un amplio consenso en el plano de la macroeconomía, de la seguridad y de la educación. Estos tres temas tendrían prioridad en la agenda política. Lamentablemente, dijo Botana, faltaban hasta ahora tanto políticas como políticos de estado en Argentina. Dejó bien claro que ya se vivían épocas peores en el país. Sin embargo, el mantenimiento de las instituciones se cayó en descuido. Sin embargo, “una democracia electoral sin democracia institucional se agota en el fracaso.” Las instituciones garantizaban estabilidad en la política porque se encargaban de realizar los proyectos iniciados por las respectivas mayorías gubernamentales. Un rol muy importante desempeñaba también una burocracia profesionalizada tal como los partidos políticos como mediadores entre ciudadanos y estado. En Argentina, esas instituciones se encuentran desarrolladas muy débilmente. El éxito de estados como Chile y Uruguay radica en su aparato burocrático eficaz. Además, con los partidos políticos fuertes podría intervenir un actor no personal para introducir en la disputa entre las personas un arbitraje y así funcionar distorsionando la pelea entre personas.

Si se imagina al estado como sistema de control externo e interno, se puede observar, que en Argentina se presta tradicionalmente poca atención en la pregunta de quién custodia a los custodios. Esto llevaba frecuentemente a una situación donde una persona o un grupo de personas se apoderaban del estado para lograr sus fines personales. Por eso, uno de los grandes temas del estado argentino es para Natalio Botana ese: “quién tendrá la capacidad de fundar las bases de una burocracia respetable?”

La cuestión de los valores políticos la considera Botana como muy delicada. Opina que hay que tener mucho cuidado con el discurso de la virtud y habla en este contexto de una dicotomía de valores: “Por un lado, la virtud política está pisoteada por aquellos que han hecho del uso del poder una ciénaga. Pero por otro lado la virtud política está manipulada por quienes pretenden encarnarla.” De esta manera se establece, junto al monopolio del poder, un supuesto monopolio de virtud. Este tipo de regeneracionismo, la vieja imagen de la lucha de los virtuosos contra los corruptos fue utilizada muchas veces para fines de propaganda política, abriendo brechas en la sociedad. Lamenta Botana que Cristina Kirchner siga este esquema de exclusión y disociación. Visto en este contexto, la escena del marzo pasado, cuando Kirchner le explicó al Papa Francisco cómo se prepara un mate, era más bien sintomático que absurdo.

En cambio Francisco, era sobre todo un símbolo de esperanza. Más allá de tener una fuerza integradora y creadora de un nuevo Nosotros, como ya había dicho Carlos Pagni antes, Francisco tiene gran importancia como reformador utópico. Paul Riqueur dijo, que la utopía era la exploración de lo posible. En este contexto, advirtió Botana, se tenía que entender el rol del Papa. Quien, como jefe de un estado cuasi-monárquico y absoluto como es el Vaticano, con su corrupción, finanzas poco transparentes y su burocracia imprevisible, decida reformar, no renueva sólo el carácter moral universal de la Iglesia Católica, sino que también puede dar un ejemplo especialmente a los argentinos para que aprendan a ser reformadores, “paso a paso explorando lo posible.”

Natalio Botana mostró moderación ante las preguntas que hizo el público con respecto a medidas concretas a tomar. Hablando de virtudes y valores dijo que “la virtud en democracias modernas consiste en sacrificar el tiempo necesario para nuestra vida civil.” Sin embargo, la tendencia argentina a sacrificar el tiempo no beneficia a los partidos e instituciones democráticas, lo que Botana considera un tema clave. Afirmó que si el sesenta por ciento de los argentinos se contentan con participar en manifestaciones, esto significa “un desastre para una democracia representativa, porque esa forma de protesta se agota en sí misma.” El sacrificio de tiempo para colaborar de manera activa en partidos políticos y para las instituciones de la democracia, lo traza Botana como vía clave de salida. Lo importante era buscar “liderazgos con vocación institucional que ofrezcan un mínimo de honradez.” Sin embargo, no da instrucciones y propuestas concretas, permaneciendo fiel a sí mismo como buen ensayista. Hace cien años dijo José Ortega y Gasset en su discurso sobre vieja y nueva política: “No vengo a traeros silogismos, sino a proponeros simples intuiciones de realidad.” En este sentido, Natalio Botana acentuó que se intentó nada más explorar ciertos perfiles y principios de una formación ciudadana y una consciencia republicana. Sólo conjuntamente se pueden ir buscando soluciones, lo que exige una dimensión cívica en la vida de cada uno que es intransferible. No hay soluciones hechas, porque “la democracia no es un recetario, es una actitud frente a la vida.”

(vl)

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