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Notas de acontecimientos

Más seguridad energética con la transición energética: Geopolítica de las Energías Renovables

de Nora Marie Zaremba
La cuarta conferencia “Good Governance for Energy Transition” tuvo lugar en Guatemala, el país con más población de Centroamérica y con un gran potencial para desarrollar la energía eólica y solar. Es conocido en toda la región que las energías renovables conducirán, en el largo plazo, a la Independencia energética.

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Si se trata de la transición energética en Centroamérica, Costa Rica juega un rol importante. Este pequeño país ya está logrando usar hoy en día, el 100% de energía renovable durante algunos momentos. Pero también otros países cercanos tienen fuertes deseos de independizarse de las energías fósiles, y es bajo este escenario, que vale la pena darle una mirada a Guatemala.


Después de Perú, Uruguay y Chile, Guatemala fue el país elegido para llevar a cabo la cuarta conferencia “Good Governance for Energy Transition” del programa regional Seguridad Energética y Cambio Climático en Latinoamérica de la fundación Konrad Adenauer (EKLA-KAS). En la ciudad de Guatemala discutieron alrededor de 30 expertos de Alemania y Latinoamérica los temas de seguridad energética y climática, así como también la política de materias primas necesarias para realizar el cambio energético.


“Nosotros queremos establecer un diálogo entre los países latinoamericanos y Alemania acerca de las posibilidades y desafíos del cambio energético”, dijo Christian Hübner director de EKLA-KAS, cuando durante su saludo recordó la meta que tenía la serie de conferencias. Aun cuando estos países son diferentes, existen indudablemente puntos en común entre ellos. En Alemania, así como en Latinoamérica, se necesita un apoyo de la política, la economía y la sociedad civil para una aplicación exitosa de la transición energética. Por otro lado, la economía le pide a la política que se tenga un marco de condiciones seguro para que las inversiones, por ejemplo, en nuevas tecnologías sean rentables.


Por su parte, Cecilia Aguillon directora de la Iniciativa de Transición Energética americana, dio una mirada acerca de con que instrumentos se esté fomentando el cambio climático en los países latinoamericanos. Las licitaciones por ejemplo han hecho que en Uruguay la energía eólica sea un negocio atractivo. De eso puedan aprender otros estados. “Pero ese no es el caso de todos los países. Las licitaciones también conllevan a problemas”, así señaló Aguillon. Además, explicó que el tema de ponerle precio al CO2 juega un rol cada vez más importante en Latinoamérica. Así por ejemplo, México desde el 2014 tiene un impuesto a la emisión del CO2 y en el futuro quiere implementar un comercio de emisiones. Pero habrá que esperar que tan efectivo sea realmente ese instrumento.


Desirée Méndez, experta en energía de Guatemala dio más aproximaciones sobre el sector de energía del país anfitrión. El país con más habitantes en Centroamérica ha privatizado el mercado energético desde hace aproximadamente unos 10 años. Políticamente se ha puesto la meta de cubrir el 60% de su necesidad energética con energías renovables para el 2020. Ya hoy una gran parte proviene de energía hídrica que se define como energía limpia. Pero sucede que tribus indígenas en Guatemala están sufriendo con la construcción de nuevas instalaciones para ganar electricidad hídrica. “No dejar participar a las comunidades indígenas en la construcción de nuevos proyectos de energía hídrica y quitarles su derecho, es parte de una estrategia política”, comentó más adelante en la conferencia, Guisela Mayén, científica de Guatemala.


Además de la energía eólica, Guatemala tiene un gran potencial para el uso de energía solar. Pero por el momento esta última representa solo una pequeña parte. “Seguir incrementando la producción de energías renovables le daría al país cada vez más posibilidades de exportar la energía sobrante y de este modo poder participar en el crecimiento económico del país”, afirmó la experta en energía Méndez. Las correspondientes relaciones ya existirían con el país vecino México, pero también se podría exportar electricidad a los otros países vecinos. Las metas en el sector energético dependerían de la situación política del país. Corrupción y criminalidad también son un problema permanente en el desarrollo del sector energético.


En el transcurso de la conferencia se debatió sobre la conexión existente entre la transición y la seguridad energética. “Los países de forma individual deberían comprender en mayor medida, que el cambio climático no es solamente una oportunidad económica, sino también una posibilidad geopolítica que brinda más seguridad e independencia energética”, manifestó Andres Schuschny de OLADE en Ecuador. El requisito es que los gobiernos tomen ese tema como una prioridad y sea respaldada con estrategias a largo plazo. Por el momento, los países podrían recibir apoyo de instituciones como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo. Pero las ideas tienen que venir de cada país.


En el ámbito de seguridad energética, la ciber-seguridad también fue un tema. Cada vez más ataques de hackers como el “Wanna Cry”, ocurrido en mayo del 2017, muestran cuan fácilmente instituciones, empresas y personas privadas pueden ser atacadas a través de la red digital. Además, el sistema energético se descentraliza cada vez más y su dependencia de la digitalización está creciendo. Georg Meyer-Braune de la empresa de distribución de electricidad 50 Hertz, explicó la relevancia de esos temas para Alemania. “No solamente es crucial tener un concepto teórico de cómo reaccionar en el caso de un ciber-ataque sino también se tiene que haber llevado a la práctica”, aconsejó Meyer-Braune. Cristian Hübner, director de EKLA_KAS agregó: “Los países de Latinoamérica tienen que priorizar el tema de ciber-seguridad. Esto se vuelve importante”.


Un tema que ya tiene alta prioridad en Latinoamérica es la extracción de litio. Con el avance global en la transición energética y el cambio en los modelos de tráfico y transporte, esa materia prima se vuelve cada vez más importante. Australia es el productor más grande de litio en el mundo con un 40%, Chile ocupa el segundo lugar con el 34% de participación, mientras que Argentina contribuye con el 14% de la producción de litio en el mundo. Por el momento Bolivia está prácticamente sin exportar litio, más bien está intentando crear una cadena de valor nacional en la producción de baterías con fábricas pilotos. “Nosotros vemos grandes posibilidades para la economía boliviana”, expresó Carlos Peláez asesor del sector energético en Bolivia. “Pero por supuesto la situación política se tiene que mantener estable”.


A diferencia de Australia donde el litio se obtiene a través de la minería tradicional, la extracción en Latinoamérica se hace a través de evaporación de salmueras llenas de litio que se encuentran de forma natural en lagunas saladas. Los salares se encuentran en el llamado triángulo de los países de litio, en Argentina, (salar de Hombre Muerto), en Bolivia (salar de Uyuni) y en Chile (salar de Atacama). La extracción de litio de los salares se ve relativamente amigable con el medio ambiente dado que, para la evaporación necesaria para su obtención, se usa el sol.


Por el momento, cada año se extraen 30 mil toneladas de esa materia prima a un precio de Mercado de $2,000 por tonelada. El precio esta sujeto a fuertes fluctuaciones. Según la estimación de Félix Spangenberg de la empresa de consultoría A.T. Kearney, con lo que se tiene se pueden cubrir los requerimientos de litio por los próximos 400 años. Se espera que en el futuro la industria automotriz Alemana requiera más litio, afirmó Spangenberg. Sus consejos para los países extractores de Sudamérica son: “Cerrar contratos a largo plazo y señalar la capacidad de extracción”.


Victoria Flexer experta en el ámbito de tecnologías de extracción de litio compartió con el público su perspectiva muy crítica sobre el desarrollo de la extracción de litio. “No importa que tan alta sea la demanda de litio, nunca va a poder dejar de lado las condiciones físicas”. Es importante que los países extractores en Latinoamérica estén llevando a cabo sus proyectos con anticipación. “Solo podemos cumplir con la creciente demanda de litio si investigamos hoy, los métodos correctos”.



Otro tema importante en la conferencia fue la seguridad energética. Carl-Friedrich Schleusser de Climate-Analytics presentó los resultados del estudio en relación con el calentamiento climático, catástrofes naturales y las implicaciones para las personas, con una mirada hacia Latinoamérica.


En la región, la desaparición de glaciares y el incremento de la desertificación pueden traer cambios drásticos especialmente en el abastecimiento de agua. Países como Guatemala en los cuales una gran parte de la población vive de la agricultura son los más afectados. Las poblaciones indígenas también son afectadas porque son mayoritariamente más pobres y las menos protegidas ante catástrofes naturales.


Al terminar la cuarta conferencia “Good Governance for Energy Transition” se mostró claramente que el cambio energético en Latinoamérica se ve, ante todo, como un medio para poder llegar a una independencia energética. También bajo ese trasfondo países más pequeños, como Uruguay y Costa Rica que tienen pocos recursos fósiles, están tomando el rol de líderes en la implementación de energías renovables. Sin embargo, cada vez más países están avanzando y así como Guatemala se han puesto metas en energías renovables. Lamentablemente, también es cierto que a primera impresión otros temas parecen ser más importantes debido a la propia herencia política.


Se va a necesitar más tiempo todavía hasta que el cambio energético sea una prioridad en la política, pero ya muchos países de Latinoamérica están por un buen camino. Al final también se tiene que combatir el cambio climático cuyas implicaciones ya se están haciendo sentir en la región. En este tema Latinoamérica también está confiando en que occidente tome un rol líder en el cuidado del clima. Latinoamérica también estará observando meticulosamente los próximos pasos que de Alemania en su política en relación con la energía y el clima.


Editado por Christian Hübner

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