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Notas de acontecimientos

El proceso de paz no tiene revés

de David Brähler
Será un día histórico, ansiado por muchos, cuando los partidos en conflicto den fin al proceso de paz en Colombia y firmen un acuerdo. Durante un coloquio dedicado a este tema en la Fundación Konrad Adenauer en Montevideo se notaron las grandes expectativas como también las preocupaciones vinculados a este largo y desafiante proceso.

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Su actualidad fue subrayada por la directora del programa regional de partidos políticos y democracia en América Latina, la Dra. Kristin Wesemann al abrir el evento. La propuesta desde Colombia de tratar del tema a nivel regional había sido aceptada con mucho gusto, puesto que “a todos en el continente les interesa lo que va a pasar en esta hora histórica” confirmó Wesemann.

Un conflicto con una larga historia

La concreción de la firma de un tratado vinculante finalizaría uno de los conflictos más viejos del continente. Con estas palabras abrió el panel de expertos el ex-ministro de defensa de Uruguay, el Dr. José Bayardi Lozano. Como representante de UNASUR en las negociaciones acompañó el proceso hasta diciembre del 2015 muy de cerca. El conflicto evolucionó a través de 50 años tuvo su punto de partida en un partido liberal, enfrentando al gobierno, que se unió más tarde con grupos violentos de la izquierda para formar las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Bayardi resumió que desde la formación de la guerrilla se generalizó el uso de las armas para la acción política.

El proceso de paz que se concretizó tras firmar un acuerdo en agosto del 2012 entre el actual gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC tocó desde entonces todos los cinco grandes temas del conflicto. Primero el tema agrario con la reforma rural, los futuros incentivos de trabajar la tierra una vez dejada la guerrilla y la vuelta de cinco millones de desplazados que causó el conflicto. En segundo lugar los futuros derechos de la oposición política. Bayardi constató que la historia de muchos políticos asesinados enseña que en Colombia se tiene que ser valiente para dejar las armas y comprometerse en la vida política. Por eso se buscan caminos para garantizar la vida de los que se desmovilizarán. En tercer lugar las negociaciones tocaron el tema del posible fin del conflicto y la persecución jurídica de crímenes cometidos durante el mismo. En cuarto lugar se dialogó sobre las drogas ilícitas, un tema fundamental en un país donde el narcotráfico constituye un factor económico importante. Como quinto y último punto se trató la situación de las víctimas y caminos de justicia transicional a partir del estatuto de Roma y de las experiencias de Nelson Mandela en Sudáfrica.

En un panorama de perjuicios del proceso el Dr. Bayardi nombró el problema irresuelto de los miles que trabajan en las 300.00 hectáreas dedicadas a la minería ilegal como también los diferentes esquemas del gobierno y de la FARC sobre cómo se debería procesar el abandono de las armas y la reintegración a la sociedad colombiana.

En los ojos de las víctimas se nota el entusiasmo por la paz

Con una imagen viva y cargada de pasión sobre el camino recorrido en Colombia la Dra. Denise Cook, asesora de desarrollo de paz de las naciones unidas en Colombia desde el 2009 al 2013 inició su presentación. Ella recuerda perfectamente que por muchos años no se habló sobre el tema afuera de Colombia, descuidando del drama humanitario de millones de desplazados y víctimas.

La llegada del Presidente Juan Manuel Santos cambió todo eso. En su toma de poder él dijo que estaba dispuesto a hablar de paz. Esto abrió la puerta a espacios de confianza y a un trabajo más estructurado.

Cuando la palabra “paz” se hizo escuchar en Colombia, las Naciones Unidas rápidamente crearon una misión política a través de muchas oficinas regionales en las zonas más vulnerables y afectadas por el conflicto. Se estableció un sistema de colaboración con autoridades de comprobada integridad, buscando socios con la intención de cambiar la realidad. La única otra organización que llegó a este nivel de alcance regional fue la iglesia católica. Las diferentes iniciativas trabajaron por ejemplo en el apoyo alimentario, necesario en algunas zonas, y en el tema de los derechos humanos.

La ONU buscó enfocar en las víctimas del conflicto para humanizar la perspectiva muchas veces meramente ideológica o técnica. Las oficinas regionales bajaron entonces la discusión al nivel humano a través de una serie de foros, reuniendo personas muy heterogéneas, desde miembros de la FARC hasta victimas del Estado o de la guerrilla.

Cook subrayó el impresionante entusiasmo por la paz entre las víctimas, que como único grupo del conflicto nunca habían perdido la esperanza y la pasión por la paz. “Si uno habla con ellos, queda claro, que el conflicto es inaceptable, si Colombia quiere avanzar. Ellos tienen un derecho a la verdad, la justicia y la reparación”, afirmó Cook. Este mensaje fue comprendido por el gobierno a pesar de toda complejidad de un conflicto con múltiples actores armados y el factor agravante de la droga. Según Cook, firmar el documento es importante, pero mucho más todavía lo es el día después, que necesita verificación, resultados rápidos y apoyo internacional. La transformación real y profunda de un tejido social destrozado llevará muchos años.

Pese a toda polémica: solo un acuerdo firmado puede cambiar la realidad

“La situación actual en Colombia está marcada por fuertes polémicas” constató el Profesor José Alejandro Cepeda, docente e investigador de la Universidad Javeriana. Al contrario de la dinámica internacional que favorece el proceso de paz y lo apoya, la dinámica interna del país vive un choque absoluto entre amigos y enemigos del proceso de paz. Detrás de esta polarización está la enemistad entre el Presidente Juan Manuel Santos que está a favor de la paz y del expresidente Álvaro Uribe que luchó años contra la guerrilla y no deja de hacerlo a pesar de los esfuerzos de su sucesor.

Cepeda compartió las preocupaciones de los otros expertos por la agenda intensa que se propuso Colombia resumiendo que “nada está claro hasta que se pacte”. A la vez, describió los ejemplos positivos de países latinoamericanos que lograron reconciliación y atención a las víctimas. Por eso Colombia experimenta una situación de laboratorio viviente que en caso exitoso puede servir también a otros. Para lograr el éxito se está sumando grandes sectores de la sociedad colombiana, entre ellos artistas, músicos y gente de teatro.

La discusión posterior a las exposiciones- con muchos colombianos en el público - destacó al final de la mañana la magnitud del conflicto en cuanto a tiempo y extensión geográfica en Colombia. Para todos quedó claro que la paz todavía es incompleta en varios aspectos como por ejemplo la desmovilización o el rol del ejército. Sin embargo, se afirmó que tiene que ser la paz que logre a entusiasmar a la gente por su promesa de un futuro mejor. La firma de un acuerdo será el primer paso para cambiar esta realidad.

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