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Notas de acontecimientos

Visiones de desarrollo: Perspectivas indígenas, estatales y empresariales

Presentación de libro en México

El 7 de octubre se llevó a cabo la cuarta presentación del libro “Visiones de desarrollo: Perspectivas indígenas, estatales y empresariales”, una publicación del Programa Regional de “Participación Política Indígena” (PPI) de la Fundación Konrad Adenauer (KAS). La presentación tuvo lugar en las instalaciones del Centro Cultural San Pablo de la Fundación Alfredo Harp-Helu en la Ciudad de Oaxaca, México.

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El autor panameño e indígena guna, Kinyapiler F. Johnson, presentó su artículo y como comentaristas fungieron Marco Antonio Jacobo de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, UNAM y Adelfo Regino, Secretario de Asuntos Indígenas del Gobierno del Estado de Oaxaca. Las palabras de cierre estuvieron a cargo de la honorable Diputada Eufrosina Cruz Diaz.

Acerca del libro

Los alcances, tendencias y contradicciones de aquello que representa el desarrollo, adquieren en el siglo XXI connotaciones políticas que merecen ser evaluadas con gran sentido crítico. A esto contribuye el libro Visiones de Desarrollo: Perspectivas Indígenas, Estatales y Empresariales, publicado recientemente por el Programa Regional de “Participación Política Indígena” (PPI) de la Fundación Konrad Adenauer (KAS). Son seis autores que reflexionan el concepto y la crisis del desarrollo desde diferentes perspectivas: Alicia Williner (Argentina), María Soledad Pérez (Perú), Guillermo Vidalón (Perú), Lorena Terrazas (Bolivia), Kinyapiler F. Johnson (Panamá) y Freddy Limaco (Bolivia).

La publicación aborda aspectos como la visión de los organismos internacionales, a través de un análisis del “cambio estructural para la igualdad” impulsado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). De lo que se trata es de repensar los patrones del desarrollo económico, con el fin de tener una comprensión multidimensional de todo lo que significa el desarrollo, concebido como un buen vivir, con renovación tecnológica y el aumento de las capacidades productivas. Esto también implica la necesidad de combatir la desigualdad de oportunidades y de ingresos, junto con el mejoramiento institucional de los regímenes democráticos.

Alicia Williner afirma que la CEPAL plantea el cambio estructural mediante dos formas complementarias: a) la vía fiscal que aplica impuestos a los sectores con mayores ingresos para luego entregar beneficios a los sectores desfavorecidos; y b) la vía de transformaciones en la matriz productiva, tomando en cuenta la innovación tecnológica, la apropiación del conocimiento y la eficiente distribución de los aumentos en la productividad entre distintos factores productivos. Los desafíos inmediatos están relacionados con las funciones estatales para minimizar los impactos ambientales en la explotación de los recursos naturales. El extractivismo siempre fue un obstáculo para el desarrollo por su carácter insuficiente, depredador del medio ambiente y por sus posibilidades poco efectivas para contrarrestar las desigualdades sociales del continente.

Los deseos por generar nuevos patrones de desarrollo demandan enormes esfuerzos para caminar por las sendas de la equidad, la justa distribución de la riqueza, la gestión oportuna y consistente de los conflictos ambientales, la renovación tecnológico-productiva y el ejercicio de mecanismos de democracia directa, con el objetivo de consultar a la ciudadanía sobre cómo el desarrollo realmente mejorará las condiciones de vida para garantizar la reproducción de una economía previsora con justicia social.

El desarrollo desde la perspectiva del Estado fue analizado por María Soledad Pérez, utilizando como caso concreto a Perú. Toda discusión debería estar enmarcada en acuerdos nacionales, sólidos consensos y talleres de consulta con los diferentes sectores de la sociedad. Según la autora: “(…) justicia y libertad son posibles con solidaridad, y ello se sustenta en una concepción moderna del desarrollo que acompaña el fundamento de la justicia, es decir, el desarrollo integral y equilibrado de la Nación, lo cual de ninguna manera es posible sin libertad”. En consecuencia, el papel del Estado es fundamental para prevenir distorsiones que genera el mercado y para garantizar los derechos que aseguren el bienestar general.

El aporte que estimula un nuevo concepto de desarrollo estaría ligado a las fuerzas de la “identidad nacional” porque de esta manera es posible consolidar la Nación, en este caso, la Nación peruana. El desarrollo implicará, entonces, el respeto de valores nacionales, la diversidad étnico-cultural y una flexible vinculación con el mundo globalizado.

Las visiones del sector empresarial fueron expuestas por Guillermo Vidalón, desde un punto de vista liberal que rescata a la persona humana como el fin supremo dentro de la sociedad. El Estado tendría que estar al servicio de la persona, reconociendo y facilitando las relaciones de intercambio, así como protegiendo la propiedad privada. Este enfoque se concentra en las libertades individuales que requieren de un Estado pequeño y eficiente. Cuantas más libertades existan, entonces se pueden satisfacer mejor las expectativas de las personas en cualquier actividad económica.

Desde esta perspectiva, el desarrollo estaría unido a la libertad personal. La diversidad multicultural, consulta previa a los pueblos indígenas y la protección de los recursos naturales, en criterio de Vidalón, deberían ser repensadas para privilegiar la fuerza del Estado-nación, actor que identifica mejor cuáles son las prioridades del desarrollo.

La visión de los pueblos indígenas es abordada por Lorena Terrazas (desde una perspectiva de las organizaciones indígenas), Kinyapiler F. Johnson (desde la perspectiva de un pueblo indígena) y Freddy Limaco (que da un ejemplo de buena práctica). Lo interesante de estos análisis consiste en defender los conceptos de desarrollo que incluyan distintas dimensiones como el desarrollo humano o el reconocimiento de múltiples derechos.

Los pueblos indígenas intentan transformar el concepto de desarrollo en una nueva cosmovisión del vivir bien que conecta otras dimensiones como: a) la calidad de vida, que no depende de la posesión de bienes materiales o dinero, sino de la felicidad y el buen vivir espiritual; b) la diversidad y el intercambio de saberes para el encuentro de culturas; c) el respeto de la Madre Tierra con el fin de preservar la naturaleza, y d) una concepción en la que las comunidades no están conformadas sólo por personas sino también por animales, plantas y espíritus como garantía para llevar adelante una vida armoniosa.

El mundo indígena tiene derecho a definir su propio desarrollo, así como la sociedad en general, que hoy día está preocupada por reorientar las estructuras económicas en función de la protección del medio ambiente, el logro de una mayor igualdad y el fomento de condiciones de una vida más digna.

Las discusiones dejaron de ser un territorio ocupado solamente por los economistas para dar la oportunidad de expresarse a un amplio espectro de actores. El desarrollo nos interesa por igual a todos y es por esto que debe resaltarse una multiplicidad de visiones sobre los contenidos de dicho desarrollo pero, especialmente, el futuro de éste para las nuevas generaciones. Este fue el espíritu con el cual se organizó la presentación del libro el pasado 7 de octubre en la Ciudad de Oaxaca, evento al que asistieron alrededor de 50 personas.

Presentación del libro

El autor Kinayapiler Johnson comentó que su artículo fue escrito desde la visión del conocimiento tradicional. Usó vasta terminología guna, pero no se limitó a traducirla, sino a explicarla para que se entienda mejor su visión de desarrollo. En su artículo hizo énfasis en que los gunas no ven a la tierra como un simple factor de producción, sino que ésta es vista como “Madre Tierra”. Ve como problema que los modelos de desarrollo sean impuestos por los gobiernos y las ONGs, de los que muchos están basados en una concepción extractivista y no enfocan el uso sostenible de los recursos naturales. El autor dice haber perdido la fe en las políticas públicas, sobre todo las contra la pobreza, que en realidad han empobrecido más a la gente. Se pregunta si en realidad los indígenas son pobres o han sido empobrecidos. Finaliza diciendo que mientras no se entiendan los diferentes conceptos de desarrollo, seguirán existiendo conflictos.

El comentarista Marco Jacobo destaca sobre todo el último artículo del libro, escrito por Freddy Limaco. Piensa que el caso de San José de Uchupiamonas es un caso de esperanza ya que un pueblo autónomo se hace cargo de su propio desarrollo; sólo con autonomía y autogestión se puede llegar a un verdadero desarrollo sostenible. Un concepto integral de desarrollo debería por tanto basarse en el fomento de capacidades y en el reconocimiento al derecho de ejercer de forma libre y autónoma la identidad propia. Critica por eso el Consenso de Washington, pero también las políticas industrializadoras que se han ido desarrollando en la región. En el caso de México piensa que es fundamental un reforma del Estado para que el mismo sea más pluralista y enfoque temas como medio ambiente o identidad cultural.

Finalmente, la Diputada Eufrosina Cruz dio las palabras de clausura. Enfatizó los avances importantes que se han logrado en término de derechos indígenas a nivel internacional. Sin embargo, en México todavía faltaría mucho por hacer. Asimismo, sería importante tener una mente abierta, pues no todos los usos y costumbres de los pueblos indígenas serían justos, sobre todo para las mujeres.

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