El libro expone un plan que desarrollaría tres fases. La primera se basa en identificar, a través de pruebas diagnósticas, el nivel de rendimiento académico de los estudiantes en las diferentes áreas. Con los resultados, en una segunda fase se diseñaría un plan de formación en las materias con más debilidad, y en paralelo asegurar un plan de incentivos para los maestros. La tercera fase, una vez evaluados los resultados, implica desarrollar esa misma propuesta en otras instituciones educativas.
A futuro, y una vez atendidos estos elementos prioritarios, el educador señala la necesidad de abordar otras dimensiones como el fortalecimiento de un buen clima escolar, la participación más eficiente de la familia en la formación de sus hijos, el mejoramiento de la infraestructura de las instituciones educativas, una mejor gestión escolar, el reconocimiento social de la profesión docente, la actualización del currículo escolar y la revisión de políticas de formación e incentivo para los que serán la generación de relevo en esta profesión. El vicerrector de la UCAB menciona ejemplos de experiencias positivas en materia de educación que se pueden aprovechar para iniciar un cambio en el área, como Fe y Alegría.