Una democracia real no tiene matices. Se legitima por la institucionalidad y las elecciones en libertad, aunque la erosión del sistema sea evidente y distancie cada vez más a la ciudadanía de la política. Las grandes transformaciones sociales son difíciles de concebir sin esta legitimidad. Por eso, el derecho a elegir también está estratégicamente vinculado al derecho a estar informado.
Ser parte de la cobertura electoral no es un ejercicio común del oficio. El periodista sabe que contar ese proceso es clave para fortalecer la ruta democrática de un país y ayudar a garantizar los contrapesos y la pluralidad.
En Bolivia la conflictividad se ha convertido en parte de la rutina. Según la Defensoría del Pueblo, el 2024 se registraron 563 hechos que elevaron la tensión, siendo predominante el factor económico en el segundo y cuarto trimestre. Este año la dinámica no fue diferente. Las protestas, bloqueos y el malestar social evidenciaron la profundización de la crisis en un escenario de incertidumbre electoral.
Por eso, la labor de la prensa se hace imprescindible y plantea desafíos para audiencias cada vez más exigentes. En este contexto se presenta la guía de cobertura electoral con información útil pensada en periodistas, comunicadores y generadores de contenido que se desempeñan en diferentes roles durante el proceso. También un documento importante para la ciudadanía en general, interesada en conocer estas dinámicas desde la teoría y la práctica.