En un contexto de creciente rivalidad entre Estados Unidos y China, México se enfrenta al reto de definir su posición en el nuevo tablero geopolítico global. El enfoque actual, basado en la ambigüedad estratégica y en el aprovechamiento de su vecindad con EE. UU., podría no ser suficiente para garantizar un lugar sostenible y respetado en las dinámicas del siglo XXI. Este documento propone alternativas para construir una política exterior con visión de largo plazo, fortalecida por instituciones democráticas, cooperación multilateral y un papel más activo de México en la gobernanza internacional.