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Diálogo Político |1|2013| Partidos Políticos 2.0

Marzo 2013

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"Tengo el gran honor de redactar por primera vez un editorial de esta publicación

al cumplirse su décimo aniversario. A lo largo de los últimos diez

años, Diálogo Político ha sido el órgano de difusión de la Fundación

Konrad Adenauer en idioma español. En esta revista han expresado sus

opiniones, diagnosticado situaciones y brindado conocimientos acerca

de la región una gran cantidad de plumas de un amplio espectro social.

En esta ocasión tengo además la satisfacción de poder presentar un tema

trascendente para comprender el modo en que la política se transforma y

comunica en las sociedades actuales.

Puntualmente, la web 2.0 se ha convertido en un nuevo ecosistema

comunicacional que propone formas descentralizadas de representación

política al tiempo que propicia acciones colectivas espontáneas de alto impacto

pero de improbable continuidad. Herramientas comunicacionales

como Facebook o Twitter habilitan un contacto directo, personal y cotidiano

entre líderes políticos y ciudadanos comunes que elude tanto la

mediación de las agencias informativas tradicionales como los fi ltros partidarios.

Además, la web 2.0 consigue instalar efi cazmente una sensación de

proximidad a la distancia, intercalando en las declaraciones políticas datos

de la esfera privada. Por una parte, esto invierte la lógica tradicional de la

organización de los partidos: se pierden tanto la jerarquía como el control

de las estrategias comunicacionales y la frontera entre el adentro y el afuera

se torna cada vez más difusa. Por la otra, este fenómeno potencia la emergencia

de líderes personalistas que parecen poder cambiar de opinión o de

partido y conservar, no obstante, su caudal electoral. La existencia contemporánea

de fuertes personalismos en política corre a la par de una suerte

de vaciamiento de los partidos políticos, ya sea en su contenido ideológico

como en sus bases programáticas.

Al mismo tiempo, el uso de las redes sociales permite a los ciudadanos

reaccionar velozmente ante el poder político, como ocurrió con el uso de la

cadena nacional por parte de la primera mandataria argentina, o bien poner

inmediatamente en cuestión determinadas maniobras políticas, como

sucedió con la viralidad de fotos trucadas del ex presidente Chávez leyendo

el periódico junto a sus hijas. Así, cada vez más, la opinión que circula en

internet y en las redes sociales condiciona la toma de decisiones a nivel

político y afecta especialmente la conducción de los partidos, que rara vez

están preparados para el desafío de interactividad e inmediatez que supone

articular un discurso consistente en la web 2.0.

¿Signifi ca la web 2.0 más y mejores posibilidades de democratización

en nuestras sociedades? ¿Colabora a la consolidación del Estado de derecho

y la democracia en el mundo? Una respuesta altamente viralizada y on line

no signifi ca necesariamente una mayor participación real de la ciudadanía

en la toma de decisiones. Como tampoco la comunicación permanente a

través de la web que mantienen candidatos en campañas, o jefes de Estado,

signifi ca una mayor cercanía con sus conciudadanos. La comunicación

directa o sin fi ltros puede desde luego ser bienvenida porque evita la manipulación

que los medios tradicionales a menudo realizan de acuerdo con

sus intereses, pero aun así no debe desmerecerse el papel central que siguen

jugando estos medios como cuarto poder.

Con todo, algo parece inobjetable: la comunicación política en la web no

puede ser unilateral o de una sola vía. Si, efectivamente, los políticos tienen

intenciones de entrar en diálogo con los ciudadanos, deberán adaptarse a las

reglas de la web. El sólo hecho de enviar simples mensajes a sus seguidores y

jamás reaccionar a los comentarios es estar lisa y llanamente en una comunicación

1.0. Pasar a la 2.0 signifi ca estar a la altura de las circunstancias: escuchar,

discutir, conversar, intercambiar pareceres con la gente. Precisamente,

este diálogo entre el Estado y sus ciudadanos es el que puede elevar el interés

por la política y lograr un efectivo fortalecimiento de nuestras instituciones

democráticas. Pero para ello, se requiere además la consolidación de los valores

que caracterizan una visión cristiana del mundo. También en la web 2.0."

Kristin Wesemann

Directora

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