La primera intervención fue la del Dr. Enzo Nussio, quien planteó que el DDR tiene como objetivo mínimo la seguridad, componente esencial para la construcción de la paz, y que debe ser considerado tanto en tiempo de conflicto como de de posconflicto. Explicó que el DDR nace como un proceso para definir el destino incierto de los excombatientes de grupos armados ilegales, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército Popular (FARC-EP) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) después de la disolución de sus tropas.

Según las cifras recaudadas por la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), entre 2003 y 2006 se han desmovilizado 31,000 miembros de las AUC y entre el año 2002 y 2012 se han desmovilizado 23,000 miembros de las FARC-EP, para un total de 54,000 desmovilizados.

Uno de los fenómenos que ha surgido luego de que se implementara un proceso de desmovilización en Colombia son las Bandas Criminales Emergentes (BACRIM). Sin embargo, estas bandas no son estructuras organizadas, lo cual los diferencia de los grupos armados ilegales como las FARC-EP o AUC; éstas son estructuras mafiosas y su principal financiación es el narcotráfico. Con base en la clasificación dada por la Policía Nacional el 85% de los miembros que conforman las BACRIM es una nueva generación de violentos y el 15% son excombatientes. Lo anterior demuestra que hay un porcentaje muy reducido de reinserción a la violencia por parte de aquellos que dejaron las armas en un proceso de DDR.

Entonces, ¿cuál ha sido el papel de los excombatientes?, según lo expuesto por Nussio, quien hizo referencia a los testimonios dados por algunos reintegrados, el 80% ha demostrado que quiere dejar a un lado la violencia para dar paso a un nuevo estilo de vida: la conformación de familias y trabajar en oficios legales. Por otro lado, el 20% de quienes participaron en grupos armados ilegales han sido capturados por la comisión de delitos de toda clase desde hurto hasta homicidio, y un 5% ha fallecido.

Durante su intervención, Sandra Wienand hizo un análisis del surgimiento de las BACRIM, y planteó la ausencia estatal como un caldo de cultivo para este problema, pues la mayoría de Estados que logran finalizar un conflicto o están en un proceso de transición, se catalogan como Estados frágiles, ya que no cuentan con la capacidad institucional de propiciar seguridad pública en todo el territorio, lo que da pie a que bandas criminales emerjan y se a cometan crímenes de toda naturaleza.

El Dr. Alejandro Aponte, por su parte, enfatizó en que algunos desmovilizados son victimarios y víctimas a la vez, por ejemplo aquellos que fueron reclutados de manera forzada, lo que genera un dilema frente a la percepción del grueso de la sociedad, y limita sus posibilidades de tener una vida civil plena, sobre todo en lo que respecta a igualdad y no discriminación.

Por lo cual un proceso de DDR no solo debe enfocarse en la seguridad para la población, sino en temas como la reconstrucción del tejido social, pues los excombatientes se enfrentan con la difícil aceptación social, lo que retrasa la reconciliación nacional. Asimismo, es de gran importancia considerar que las políticas de no repetición, propias de la justicia transicional, y enfocadas en las víctimas del conflicto armado interno, están ligadas a los procesos de DDR; por cuanto, los desmovilizados tienen el deber de contar cuál fue la verdad sobre los hechos violentos cometidos, de cara a recibir el perdón de las víctimas.

La intervención de los asistentes fue significativa, ya que dejaron planteadas algunas inquietudes respecto a la importancia de la educación para la paz, el problema de la concentración de tierras, los componentes simbólicos del conflicto, y los contextos específicos en los que se dan los procesos de DDR. Todos necesarios para ampliar la óptica, sobre un tema que representa un enorme reto para la institucionalidad y la sociedad colombiana.

En conclusión, podría decirse que el Desarme, la Desmovilización y la Reintegración es un tema clave para los Estados que atraviesan una etapa de transición y posconflicto, ya que se constituye como parte del andamiaje para la paz, junto con el acompañamiento de otros procesos. Y cuyos frutos, no solo satisfacen las necesidades de los excombatientes, si no que están encaminados al fortalecimiento de la vida económica, social y política de todo un país.