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Esta publicación presenta a los partidos como actores centrales de una democracia moderna. Aborda sus características y funciones, los fundamentos de su organización, su contexto político, así como los problemas de la democracia partidista y los desafíos específicos que enfrentan de cara a los permanentes cambios sociales.
Sus autores Wilhelm Hofmeister y Karsten Grabow concluyen que: “A pesar de todas las debilidades de los partidos y de todos los desafíos que deben enfrentar, una cosa es clara: sin partidos no puede funcionar la democracia".
En una democracia, los partidos siguen siendo el vínculo más importante entre el Estado y la sociedad. Sin embargo, deben adaptarse a los cambios sociales para no ser atrapados por los mismos.
La formación de opinión política y la creación de consenso en la democracia de masas son un proceso infinitamente tedioso y parcialmente ingrato en la aburrida cotidianidad de los gremios. La formación democrática de opinión política, la creación de consenso y la gobernabilidad orientada al bienestar público no pueden lograrse al margen o en contra de los partidos políticos, sino sólo con ellos. Aunque las iniciativas ciudadanas y los movimientos sociales sean necesarios para la innovación política, la oposición y la crítica, al final dependen de los partidos políticos que son los responsables en el largo plazo y deben presentarse ante la ciudadanía periódicamente en el contexto de las elecciones.
Los partidos ejercen una función de liderazgo político de la que una democracia moderna no puede prescindir. Especialmente en los tiempos del cambio omnipresente, donde el liderazgo político debe ser responsable y estar siempre conectado a las preocupaciones de los ciudadanos. Según,las palabras del primer Canciller Federal, cuyo nombre lleva la Fundación Konrad Adenauer: ‘Todo partido existe para el beneficio del pueblo y no para sí mismo’. Los partidos, sus miembros y sus máximos representantes son desafiados, hoy más que nunca, a asumir esta responsabilidad”.