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El acuerdo de París , aprobado por 195 países durante la 21ª Conferencia de las Partes (COP 21) de la UNFCCC en diciembre de 2015, representa un marco en las políticas de combate al cambio climático. El objetivo principal del Acuerdo es el de limitar el aumento de temperatura en este siglo a niveles significativamente inferiores a 2oC en relación a los niveles preindustriales, y empeñar sus esfuerzos para limitar ese aumento a 1.5o C.
Esta no será una tarea fácil. Según el Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático, las emisiones antropogénicas presentaron un crecimiento de 2,2% al año entre 2000-2010, comparado con 1,3% al año entre 1970-2000. El sector de energía es el que contribuye en mayor medida, en el ámbito global, para la emisión de GEI, habiendo sido responsable por aproximadamente 35% del total de emisiones en 2010. Así, una transición energética sostenible rumbo a una economía de bajo carbono ejercerá un papel preponderante en la promoción de cambios en el escenario climático global.
Sin embargo, las directrices energéticas y las metas de contribuciones para el sector de los diversos países y regiones serán diferentes en varios aspectos. Los recientes escenarios globales de demanda muestran ritmos diferentes para la transición energética en el mundo. Entre los factores que deben influenciar la velocidad de dicha transición se incluyen los avances tecnológicos, en particular en tecnologías limpias – el acceso al financiamiento y el diseño de políticas públicas y marco regulatorio adecuado.
A fin de entender mejor esas diferentes evoluciones, el presente estudio tiene como foco el análisis de los retos y oportunidades para la transición energética en América Latina por medio del análisis de datos de países seleccionados como ejemplos. Dicho análisis parte de la presentación de la estructura y coyuntura política y económica actual de esos países, así como de sus disponibilidades de recursos naturales y financieros. En particular, la priorización de una agenda de reformas macroeconómicas y políticas en diversos países en la región se muestra fundamental para atraer inversiones esenciales para el desarrollo de infraestructura compatible con la adopción de nuevas tecnologías limpias. A partir de ese contexto, se discuten las iniciativas de políticas públicas en el sector energético y los retos de cada país rumbo a una economía de bajo carbono.
Finalmente, se discuten los diferentes grados de participación de la sociedad en la agenda climática de cada país, observados en Europa y en América Latina. La discusión de las peculiaridades de la región en el abordaje de la transición energética podrá contribuir para un mayor entendimiento de importantes aspectos de la política energética de cada país, y auxiliar en la construcción de una visión convergente sobre la relación entre energía y cambios climáticos en el mundo.
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