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Elecciones estatales 2022: ¿el vaso medio lleno o medio vacío?

de Eduardo Walsh

KASBLog: análisis y opinión

Una vez concluidos los procesos electorales del pasado 5 de junio, los partidos políticos se apresuran a encontrar mejores estrategias electorales y de comunicación, de cara a la elección presidencial de 2024, que está ya a la vuelta de la esquina.

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MAPA electoral 2022 Infobae
MAPA electoral 2022

El pasado domingo 5 de junio, una vez concluidos los procesos de votación en seis entidades de la república mexicana, los diferentes dirigentes y candidatos(as) de los partidos políticos nacionales se apresuraron para salir a dar declaraciones sobre los resultados. Como ya es costumbre, todos se declaraban vencedores y acusaban a sus adversarios de haber realizado actos en contra de la democracia durante la jornada electoral. Sin embargo, fue hasta que el Instituto Nacional Electoral (INE) publicó oficialmente los resultados de los conteos rápidos, que se pudo conocer quiénes habían sido los virtuales ganadores, dando el triunfo a la alianza Juntos Hacemos Historia (JHH), de Morena, PT y PVEM en cuatro de seis estados, y en dos estados a la alianza Va por México (VXM) de PAN, PRI y PRD.

El vaso estaba “medio lleno” para algunos representantes de Va por México, quienes festejaban que Morena y sus aliados no pudieron cumplir con su expectativa de ganar seis de seis, y aseguraban que ganar dos estados los mantenía en posibilidades de competir rumbo al 2024. Por otro lado, el vaso estaba “medio vacío” para otras voces de la alianza, que reprobaron fuertemente los resultados electorales y aseguraron que eso complicaría aún más el camino rumbo a la elección presidencial del 2024.

En la casa de enfrente se vivía lo mismo. El partido político y los aliados del presidente Andrés Manuel López Obrador se debatían entre festejar el triunfo en cuatro estados (vaso “medio lleno”) o criticar que no lograron su cometido de ganar el “carro completo” en la elección (vaso “medio vacío”).

La libertad de elegir cómo se quiere ver el vaso permite a cada partido o alianza hacerse una idea (correcta o incorrecta) de la aceptación electoral que tiene. Sin embargo, este texto pretende ir más allá, y hacer un análisis del contenido del “vaso”.

Las campañas electorales

Del 3 de abril al 1 de junio se llevaron a cabo formalmente las campañas. Durante este periodo fue relevante observar dos cuestiones:

La presencia de los aspirantes presidenciales en las campañas estatales.

Como era de esperarse, los diferentes aspirantes presidenciales aprovecharon los procesos electorales para promover su imagen, con la intención de influir en la definición de la candidatura de 2024. Sin embargo, la presencia de funcionarios y miembros de los poderes legislativos en los eventos puso nuevamente en entredicho la debida separación entre la función pública y la vida partidista.

La violencia política contra candidatos y la intromisión del crimen organizado.

Durante el proceso no se registró ningún asesinato contra candidatos, pero sí fue posible observar algunos hechos violentos menores, lo cual muestra la inseguridad constante en que viven funcionarios y candidatos en México. Lo preocupante es el aumento considerable de señalamientos entre los partidos políticos por intromisión del crimen organizado en el proceso electoral en su búsqueda por tejer redes de impunidad, protección y corrupción.

Jornada electoral

La jornada electoral transcurrió sin incidentes graves y se logró instalar el 99% de las casillas del INE. En los estados de Aguascalientes y Tamaulipas, además, se realizó la prueba piloto para la implementación del voto electrónico, a través de 50 urnas electrónicas, mismas que no reportaron incidentes de relevancia en su operación.

Con respecto a la participación ciudadana en el proceso, en ninguna de las seis entidades se superó el 54% de participación. En el estado de Tamaulipas se registró el mayor porcentaje, con 53.31%; y en Oaxaca el menor porcentaje, con 38.02%.

Al observar los datos de la tabla, se aprecia cómo en todos los estados la participación ciudadana en el proceso 2022 cayó con respecto al proceso electoral inmediato anterior, el de 2016, información que los partidos políticos y el presidente de la república deberían tener muy presente en su análisis rumbo al 2024.

Resultados y reacciones en los partidos rumbo al 2024

Salvo el caso de Durango, en las otras cinco entidades no hubo sorpresas sobre los resultados electorales. En Aguascalientes, la ganadora, Teresa Jiménez, de la alianza VXM, confirmó lo que las encuestas ya habían pronosticado, al ganar con el 53.76% de los votos. En el estado de Hidalgo, el ganador fue Julio Ramón Menchaca, de la alianza JHH, con el 61.56% de los votos, confirmando también los pronósticos. De igual forma sucedió en Oaxaca, con el triunfo de Salomón Jara, de JHH, quien obtuvo el 60.17% de los votos. En Quintana Roo, la candidata Mara Lezama, de la alianza JHH, resultó ganadora con 56.40% de los votos. En el estado de Tamaulipas, el resultado también favoreció a JHH, con el triunfo de Américo Villarreal, con el 49.99% de votos. Finalmente, Durango dio la sorpresa, pero no por resultar electo Esteban Villegas, de la alianza VXM, sino por la amplia ventaja de éste frente a Marina Vitela, de la alianza JHH, a quien superó por más de 10 puntos porcentuales, cuando las encuestas de cierre auguraban un escenario mucho más reñido.

Ahora bien, ¿los resultados electorales en estas entidades deben observarse con una mirada nacional y de mediano plazo rumbo al 2024? Para responder esto, es conveniente hacer un breve análisis de la relevancia electoral que tienen estas entidades y su participación en el último proceso presidencial del 2018.

En total, los seis estados en cuestión aportaron aproximadamente 6,982,496 de votos en el proceso presidencial del 2018. Si eso se compara con los 56,611,027 de votos que se emitieron en total, este bloque de estados representa tan solo el 12.33% del total.

Sin embargo, si se suman los resultados de este proceso a los de 2021 y anteriores, Morena y sus aliados se colocan al frente en 22 de las 32 entidades del país; el PAN gobierna en cinco estados; el PRI en tres (de los cuales dos se renuevan en 2023: Estado de México y Coahuila); y MC gobierna en dos estados más. Así, Morena se coloca como el partido mayoritario, al gobernar aproximadamente al 56% de la población, es decir, alrededor de 71 millones de mexicanos, algo no visto desde 2016.

Consideraciones finales frente al 2024

El vaso puede estar “medio vacío” o “medio lleno” para la oposición, eso es una cuestión de narrativas. Sin embargo, no se puede dejar de lado que, al hacer aritmética simple, los tres partidos de la alianza VXM han ido disminuyendo su presencia territorial considerablemente. El PRI es el que más plazas ha cedido a Morena, y se aproxima a una suerte de caída libre. El PRD, por otro lado, se ha convertido en un partido satélite de la alianza, al no gobernar en ninguna entidad del país y tan solo representar entre un 3% y un 5% de los posibles votantes. El PAN también ha perdido presencia en el país: con la pérdida de Tamaulipas y Quintana Roo este 2022, el blanquiazul se atrinchera en tan solo cinco estados, que, en suma, representaron tan solo el 11.6% de los votos emitidos en la última elección presidencial.

Para muchos, los resultados del pasado 5 de junio no pueden ser considerados como antesala del 2024, por ser elecciones estatales con un fuerte componente de realidades locales, y lejanas a la dinámica política nacional. Sin embargo, y contrario a eso, el proceso electoral se caracterizó por tener candidatos con fuerte arraigo y trayectoria local, pero con discursos alineados a la política nacional, sobre todo los candidatos de Morena, quienes siguen y seguirán utilizando la popularidad del presidente López Obrador para ganar elecciones.

Si la oposición quiere verdaderamente ser una opción competitiva para 2024, le urge cambiar la estrategia: dejar de ser la opción “antiamlo” y convertirse en la opción de las propuestas, los posicionamientos claros, las ideas de país. Deberá convertirse en la alternativa que dé esperanza a este país frente a los retos del siglo XXI. Al final, esa fue el arma secreta que usó el actual jefe del Ejecutivo para llegar a la silla presidencial, y la cual lo mantiene en los altos niveles de popularidad entre la población, aun y cuando sus resultados como gobierno son muy limitados (por decirlo de un modo mesurado).

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