En las últimas dos décadas, los brotes del síndrome respiratorio agudo severo (SARS), la gripe aviar, la gripe porcina y el ébola han recordado al mundo los riesgos asociados con los brotes de enfermedades infecciosas. Las enfermedades infecciosas no solo causan sufrimiento humano, sino que también afectan las perspectivas políticas, económicas y sociales. En última instancia, los horrendos efectos de los brotes de enfermedades infecciosas pueden afectar negativamente la estabilidad política y potencialmente desestabilizar a un país. Sin embargo, este no parece ser el caso para todas las enfermedades infecciosas: mientras que algunas muestran un claro potencial de desestabilización, otras parecen ser menos propensas a tener tales efectos. Una comprensión más profunda de qué enfermedades infecciosas son particularmente propensas a afectar negativamente la estabilidad política y por qué lo harían es crucial a fin de informar respuestas políticas adecuadas y específicas. Esta publicación examina si los brotes de tres enfermedades infecciosas - el ébola, la tuberculosis y la influenza - difieren en su impacto sobre la estabilidad política y ofrece explicaciones para tales diferencias.