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III Conferencia sobre Seguridad Transatlántica

29–30 de septiembre de 2025, Ciudad de México

El 29 y 30 de septiembre de 2025 se celebró en la Ciudad de México la tercera edición de la Conferencia sobre Seguridad Transatlántica. El objetivo del evento fue reevaluar las relaciones geopolíticas y de seguridad entre América del Norte y Europa, así como impulsar una cooperación transatlántica más estrecha. La conferencia de dos días reunió a altos responsables políticos, diplomáticos, académicos y representantes de la sociedad civil y del ámbito militar.

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Los temas centrales de la conferencia incluyeron la reorientación de las relaciones comerciales internacionales, la situación de seguridad en Europa y América del Norte, la importancia de los estándares democráticos y el papel de la sociedad civil y la juventud en los procesos de política exterior. En todas las discusiones se hizo evidente que la asociación transatlántica debe repensarse, ampliarse y volverse más inclusiva, en especial mediante una mayor participación de México.

La conferencia se estructuró en diversas mesas redondas y ponencias magistrales, cada una de ellas enfocada en distintos aspectos de la seguridad transatlántica. Se contrastaron, entre otros puntos, las prioridades de seguridad de Europa y América del Norte: mientras Europa enfrenta la amenaza de Rusia, otros socios están desplazando su atención hacia la región del Indo-Pacífico.

Al mismo tiempo, el papel de México dentro de la cooperación transatlántica fue un tema central en todos los debates. Aunque existen fuertes vínculos económicos, la integración política sigue siendo limitada —en parte por pasividad en política exterior y en parte por obstáculos estructurales. Sin embargo, todos los participantes coincidieron en que México debe ser incorporado como socio activo, de modo que el futuro de las relaciones transatlánticas contemple su participación tanto en materia de seguridad como de economía.

En cuanto a la integración de México en América del Norte, varios expertos subrayaron la necesidad de combatir de manera conjunta la delincuencia transfronteriza, especialmente en el contexto del narcotráfico. Se destacó que los enfoques actuales de México y Estados Unidos difieren considerablemente: mientras EE. UU. aplica una estrategia combinada de carácter económico, militar y político, México mantiene un enfoque predominantemente militar. En este sentido, se reconoció un gran potencial para el aprendizaje mutuo y el desarrollo de estrategias conjuntas. En última instancia, los expertos concluyeron que una estrategia coordinada y común es esencial para profundizar la cooperación entre Europa, EE. UU., Canadá y México.

Asimismo, los participantes enfatizaron la necesidad de crear nuevos formatos multilaterales y coaliciones temáticas, especialmente en los ámbitos de defensa, medios de comunicación, seguridad energética y soberanía digital. Se subrayó la importancia de establecer cooperaciones estructurales y a largo plazo, más allá de las dinámicas políticas del momento —por ejemplo, mediante diálogos institucionalizados, alianzas regionales o la creación de instituciones compartidas.

Conclusiones principales de la conferencia

1. Pensar Norteamérica como una plataforma estratégica común
EE. UU., Canadá y México deben profundizar su cooperación y posicionar a Norteamérica como una unidad geopolíticamente operativa, con coordinación clara en materia de seguridad, comercio, tecnología y migración. La OTAN puede servir como modelo de referencia en seguridad, aun cuando no todos los socios sean miembros formales. Una mayor coordinación estratégica en el espacio norteamericano es urgente, y Europa debería acompañar activamente este desarrollo, ya que una región norteamericana estable también es de importancia estratégica para la seguridad y la resiliencia económica europea.

2. Integrar a México más firmemente en las estructuras transatlánticas
México no debe permanecer como un actor periférico en política exterior. Se requieren estrategias específicas de integración en los ámbitos de seguridad, comercio y cooperación institucional. Europa, en particular, debería considerar a México como socio estratégico e incorporarlo de manera sistemática en sus deliberaciones de política exterior y transatlántica.

3. Formar nuevas alianzas flexibles por temas
Los desafíos globales exigen coaliciones temáticas más allá de las alianzas tradicionales —por ejemplo, en seguridad energética, alimentaria o ciberdefensa— independientemente de los cambios de gobierno o de los marcos existentes.

4. Repensar la seguridad más allá de la lógica militar
Las estrategias de seguridad deben ir más allá de los pactos militares clásicos. La cooperación policial, la seguridad digital y la resiliencia económica deben ser componentes integrales de las alianzas internacionales. La OTAN sigue siendo el actor central en el marco transatlántico.

5. Fortalecer sistemáticamente la sociedad civil y la diplomacia de segundo nivel (Track-2)
Los actores no estatales —ONGs, think tanks, instituciones de investigación— desempeñan un papel clave en la política exterior, ya que fomentan el diálogo, generan confianza y ayudan a superar bloqueos políticos.

6. Los estándares democráticos como pilar de la cooperación internacional
Las asociaciones deben estar vinculadas a valores democráticos. Una “cláusula democrática” puede servir como instrumento para garantizar el respeto de los principios del Estado de derecho dentro de las asociaciones transatlánticas. En el diálogo con México, Europa puede desempeñar un papel constructivo para fortalecer los fundamentos democráticos comunes.

7. Mejor coordinación en la seguridad y persecución transatlántica del crimen
La cooperación entre América del Norte y Europa en la lucha contra el crimen organizado, los cárteles y la ciberdelincuencia debe ampliarse y consolidarse institucionalmente.

8. Adaptar el comercio exterior a las nuevas realidades geopolíticas
La política comercial está hoy cargada de dimensiones de seguridad y valores. Las asociaciones deben contrarrestar el proteccionismo e incorporar temas de seguridad, sostenibilidad y estándares.

9. Fomentar el pensamiento estratégico y las visiones a largo plazo
La política internacional necesita más estrategia prospectiva y menos reactividad frente a crisis. En especial, Europa debe integrar a México no solo de manera puntual, sino como parte estructural de sus debates políticos y de seguridad.

10. Involucrar activamente a la juventud como co-creadora
Los jóvenes no deben ser solo destinatarios, sino participantes activos en los procesos de política exterior y de seguridad. Sus perspectivas son esenciales para diseñar políticas sostenibles y orientadas al futuro.

Conclusión

La III Conferencia sobre Seguridad Transatlántica aportó impulsos clave para redefinir la cooperación transatlántica. Quedó claro que la seguridad y la cooperación transatlánticas deben concebirse de forma más amplia: más allá de las alianzas militares e incorporando fuerzas de la sociedad civil, con temas como seguridad climática, comercio, medios y tecnología.

Al mismo tiempo, el orden geopolítico mundial se encuentra en transformación, lo que incrementa la relevancia de la cooperación regional, la resiliencia democrática y las alianzas temáticas. La inclusión de México en el debate sobre seguridad, junto con una visión integral de la seguridad basada en valores democráticos, constituye el fundamento de una asociación transatlántica orientada al futuro.

Autora: Nicole Stopfer

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