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Durante su charla, Mantilla planteó la importancia de entender el enfoque de género como unos "lentes que hacen más clara la realidad", a través de esta analogía explicó cómo a través de esta perspectiva se facilita el acceso a la justicia, se reconoce el sujeto en el marco de la ley, y se perfecciona la información en el quehacer, tanto del derecho como de otras disciplinas. La ausencia del mismo, supone un costo elevado en tanto representa la pérdida de la capacidad de gestionar un enfoque diferencial, y por ende más auténtico.
Para ejemplificar lo anterior, se refirió a su experiencia en la Comisión de la Verdad en Perú, donde evidenciaron la ausencia de investigaciones diferenciadas, lo que impedía reconocer las prácticas violentas sistematizadas, y suponía los hechos violentos como episodios aislados. Gracias a la capacidad de documentar y procesar la información, se pudo establecer -más allá de las cifras- que el conflicto suponía un impacto distinto para hombres y mujeres, como distinto era el proceso de búsqueda de justicia.
En cuanto al contexto colombiano, resaltó la documentación de la realidad adelantada por la Ruta Pacífica de las Mujeres, una coalición independiente que trabaja desde 1996, y que en 2013 publicó el informe La verdad de las mujeres, el cual reúne testimonios de 1.000 mujeres víctimas del conflicto armado, con el objetivo de recuperar las vivencias y voces de quienes hasta el momento no habían sido escuchadas y tomadas en cuenta, con el objetivo de construir memoria de una manera plural e incluyente.
Durante el debate, los estudiantes presentes hicieron énfasis en la movilización #VivasNosQueremos que tuvo lugar en México el fin de semana anterior a este encuentro. Al respecto resaltaron la participación ciudadana para pedir el cese de la violencia de género. Julissa Mantilla, señaló la importancia de estos espacios, como formas de trascender lo jurídico, lo político y lo institucional y transitar a lo humano, propuso comprender que "se sigue viendo la violencia hacia las mujeres, como un tema de mujeres", cuando en realidad comprende una responsabilidad general, ya que impacta la sociedad de múltiples maneras. Resaltó además que es necesario entender que "no es una lucha contra los hombres, sino contra el machismo", cuyo costo estructural representa un detrimento en la plenitud de derechos de las mujeres.
Al respecto, el Grupo planteó también que la participación de los hombres en la transformación de realidades arraigadas culturalmente, supone pensar nuevas masculinidades, capaces de detener la reproducción de violencias cotidianas. Pues la responsabilidad no puede estar supeditada únicamente al marco jurídico (en la mayoría de sociedades latinoamericanas existente y vigente), sino en la capacidad de reducir la brecha en su implementación, pero sobre todo en identificar y superar las barreras sociales del día a día, "hay que empezar por mirar en casa" concluyó Mantilla.
Como tareas para allanar el camino de la transformación social, se propusieron tres acciones que los estudiantes pueden adelantar desde su casa, universidad, grupo de amigos, etc.: (i) informarse bien, (ii) fomentar la capacidad de empatía y (iii) hablar del tema. Quizás el reto más importante es identificar las herramientas, que desde las diferentes disciplinas pueden ser aportadas para hacer el cambio posible, trascendiendo ejercicios válidos -pero todavía insuficientes- como el lenguaje inclusivo, la ley de cuotas, y las leyes antiacoso.