A partir de la administración de Andrés Pastrana se promueve la industria palmicultora como uno de los ejes del desarrollo rural del país. Hoy en día, la palma hace parte de los productos de la agenda exportadora base de la política de apertura e inserción en nuevos mercados. Los derivados del fruto de la palma aceitera se han destinado a satisfacer la demanda nacional de grasas y aceites, y las exportaciones.

Recientemente, luego de diferentes estudios que datan desde finales de los años 80, así como de las tendencias globales, el gobierno de Álvaro Uribe definió como una de las estrategias para el campo colombiano la producción de combustibles vegetales, inicialmente de etanol a base de caña de azúcar y luego de biodiesel a partir del aceite de palma.

A la par, en el contexto internacional y nacional se han recrudecido los cuestionamientos en torno a la industria palmicultora debido tanto a sus impactos ambientales y sociales.

Enfrente este escenario, Indepaz ha formado un grupo de trabajo para investigar la industria palmicultora y todos sus efectos políticos, sociales, económicos y ambientales. El resultado se presentará en forma del KASPaper No. 2.

El documento se divide en cuatro partes. En la primera se enuncian las políticas públicas de la industria de aceite de palma y la de agrocombustibles contenidas en dos documentos Conpes. En la segunda se describe sucintamente el sector de oleaginosas y el de agrodiesel. Posteriormente se abordan los principios de las mesas sostenibles de aceite de palma y de biocombustibles, Roundable for Sustainable Palm Oil y Rountable on Sustainable Biofuels – RSOP y RSB, respectivamente –. Para finalizar con un breve análisis de algunas de las problemáticas relacionadas con la expansión de los cultivos de palma, desde la perspectiva de los citados principios.