El evento fue inaugurado por Gabriel Echavarría, presidente del consejo directivo del ICP, en donde mencionó la pertinencia de este evento para poder identificar los posibles retos y consecuencias de la implementación del 5G con proveedores chinos en Colombia, teniendo en cuenta un contexto internacional volátil y conflictivo en torno al uso de tecnologías provenientes de regímenes autoritarios.  Seguidamente, Stefan Reith, resaltó el trabajo de la KAS en Colombia y América Latina en torno a la seguridad y defensa generando conocimiento sobre la geopolítica y las esferas de influencia del partido comunista chino en la región. Asimismo, señaló que el debate en torno a la implementación del 5G en Colombia deberá abordar la diferencia de valores con las democracias liberales, entendiendo a China como un rival, un competidor y un socio en vez de simplemente un enemigo.

Más adelante, Carlos Augusto Chacón, director ejecutivo del ICP, realizó una contextualización sobre las implicaciones de la penetración de China en los sectores de la comunicación y la tecnología, señalando los graves efectos en la estabilidad y la autosuficiencia de los estados, advirtiendo la fragilidad de las economías interconectadas que dependen de un solo proveedor de bienes y servicios. De igual manera, exhortó a preguntarse sobre cuáles son las aspiraciones del Partido Comunista Chino en la expansión de las tecnologías 5G en el marco de una creciente demanda de estos productos en los mercados occidentales.

Posteriormente, se dió paso al primer panel del día que estuvo a cargo del periodista David Zhang, en dónde habló sobre el reciente Congreso Nacional del Partido Comunista Chino y el 5G como forma de control en China. Zhang expuso la preocupación que genera el discurso del poder en China, con el cual legitiman el acceso a los estilos de vida y la violación de la privacidad de las personas. Así como la lealtad de las empresas privadas al partido y la transaccionalidad sin transparencia de los datos entre el Estado y las empresas.

El segundo panel abordó la temática de la industria China y la seguridad móvil, este panel estuvo a cargo de John Strand, Fundador de Strand Consult y parte de la junta del Foro Parlamentario de Inteligencia y Seguridad. Strand habló sobre las telecomunicaciones en la Unión Europea que provienen mayoritariamente de empresas chinas y el problema que representa esta relación para el aseguramiento en la información de los ciudadanos europeos por las políticas autoritarias del gobierno chino y su respaldo en la ley nacional de inteligencia, la cual les permite hacer uso de los datos de las empresas abogando por la seguridad nacional, un hecho que ha sido fuertemente criticado por la comunidad internacional al vetar a empresas estadounidenses que no entregan información de sus usuarios. Estos aspectos han generado preocupación en el bloque occidental en medio de la coyuntura de la guerra de Ucrania, que ha demostrado la capacidad de los regímenes autoritarios de cortar suministros de bienes y servicios deliberadamente por intereses geopolíticos.  Por tal motivo, Strand indicó que es necesario prestar vigilancia a los intereses del gobierno chino tercerizados por empresas privadas.

El tercer panel buscó profundizar la experiencia europea frente a los intereses de China en las tecnologías 5G.  Miguel Otero, investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor del IE School of Global and Public Affairs, habló sobre la relación cambiante entre la UE y China, argumentando que a principios del siglo existía confianza entre Europa y China, pues se veía a China como un actor responsable en la esfera internacional y se contaba con la esperanza de la democratización del país, no obstante estos atisbos de esperanza se disminuyeron acorde a China se posesionó como vital en las cadenas de producción.  Esta creciente relación comercial conllevó a una interdependencia económica y la influencia política entre los actores se limitó a garantizar las condiciones de operación de las empresas en China. Otero señaló que el enfoque de las relaciones de la Unión Europea y China deberá dirigirse hacia disminuir la guerra de la arrogancia entre potencias, evitar una nueva guerra con la actual interdependencia económica y por último la lucha contra el cambio climático, asumiendo un compromiso de cooperación en la responsabilidad de estos actores con el modelo de producción de los mercados globales.

El cuarto panel fue dictado por Daniel Agramont, investigador asociado del Peace Research Institute de Frankfurt, el cual abordó las tecnologías 5G en el contexto de confrontación geopolítica entre EE.UU y China. Agramont señaló la necesidad de comprender el declive de occidente y el orden mundial en crisis para poder relacionar el posicionamiento de China como potencia económica y en consecuencia la guerra comercial entre EE.UU y China. Este posicionamiento ha configurado una tercera revolución industrial en China, una revolución atada al alcance de la supremacía tecnológica a nivel global. El problema, según Agramont, es que esta revolución será impulsada desde el Estado, y esto implica perder la libertad en innovación y desarrollo para ser promovidos por un fin político.

Finalmente, se realizó un panel de expertos en conjunto con los conferencistas en dónde se preguntó sobre las recomendaciones al gobierno colombiano en la implementación de las tecnologías 5G en el país teniendo en cuenta el contexto geopolítico. En primera instancia, se recomendó ordenar las políticas internas para poder contar con maniobras respecto a la seguridad nacional, pues temas como el conflicto armado han imposibilitado una cobertura global de acceso a internet y estos son aspectos básicos para la implementación del 5G. También se recomendó el tránsito regulado hacia la independencia de los suministros chinos, diversificando la oferta de proveedores mientras se analiza las consecuencias a largo plazo de la relación económica. Por último, se recomendó generar un nuevo contrato social, que rechace los extremos del capitalismo de vigilancia americano y el autoritarismo tecnócrata chino. Por último, se recomendó promover un capitalismo con el ser humano en el centro, que permita usar la tecnología para mejorar las vidas.