El evento comenzó con los saludos protocolarios por parte de Carlos Augusto Chacón, el director ejecutivo del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga y Stefan Reith, representante de la Fundación Konrad Adenauer (KAS). Según Chacón, este tipo de eventos son importantes para acompañar constructivamente el proceso legislativo con la ayuda de un diálogo interseccional. Stefan Reith señaló que la cuestión de los sistemas de pensiones también es un tema importante en el debate político en Alemania, aunque en condiciones algo diferentes. Por ejemplo, a diferencia de los debates en Alemania y Europa, la edad de jubilación no es objeto de debate en Colombia.
Antes de que comenzara el debate abierto, el presidente de Asofondos, Santiago Montenegro, hizo una declaración grabada en vídeo sobre los planes de reforma del gobierno de Petro. Los dos gobiernos anteriores rehuyeron la reforma del sistema de pensiones, por lo que la presión para que actúe es ahora mayor sobre Gustavo Petro. Hay que tener en cuenta que actualmente sólo uno de cada cuatro adultos en edad de jubilación recibe una pensión, pero que esta cifra aumentará en el futuro. Dado que la reforma paga más dinero a más personas hoy, pero no suministra recursos para las pensiones del creciente número de pensionistas en unas décadas, no es económicamente sostenible. Habría que ahorrar una mayor parte de las cotizaciones para pagarlas más adelante. Otra ventaja de un mayor peso del ahorro sería que los cotizantes tendrían más libertad para decidir su propia edad de jubilación.
Heraclito Landinez Suárez, miembro de la Cámara de Representantes del partido Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), defendió los planes de reforma del gobierno, que supuestamente representan un cambio de un modelo neoliberal a uno socialdemócrata. Dijo que es bueno que una mayor parte de los aportes a pensiones sea manejada por empresas públicas, pues las más grandes del país son de origen público o manejan recursos públicos, como Ecopetrol. Además, es justo y fortalece la solidaridad que los cotizantes de hoy aporten más dinero para que los ancianos sin pensión tengan una pensión mínima de 223.000 pesos colombianos. Debido a la menor expectativa de vida, es acertado no aumentar la edad de jubilación.
Ángel Custodio Cabrera, ex ministro de Trabajo de Colombia en el gobierno de Iván Duque, compartió, sin embargo, las críticas de Santiago Montenegro a los planes de reforma. En primer lugar, dijo, los anteriores intentos de reforma habían fracasado por la resistencia de los sindicatos, no por culpa de los gobiernos. En segundo lugar, los ahorros representan una oportunidad para la toma de decisiones individuales sobre la jubilación y deben fomentarse. Una forma de aumentar las cotizaciones podría ser gravar los rentistas de capital. Al mismo tiempo, sin embargo, hay que garantizar que el Estado no se apropie indebidamente del dinero y aclarar quién administra los fondos. Otra crítica a la reforma fue la posible inconstitucionalidad del umbral entre 999 y 1000 semanas cotizadas y que casi todos los cotizantes recibirían una pensión subsidiada por el Estado en lugar de que el dinero se destine a los pobres.
El empresario Julio César Iglesias también criticó la baja cuota de ahorro. Los mejores sistemas de pensiones del mundo consisten en una elevada cuota de ahorro. También criticó la regresividad de las cotizaciones y la falta de sostenibilidad financiera de los planes, que iría en detrimento de los jóvenes y los que aún no han nacido. El ayudante de Iglesias, Alexander Ríos, argumentó que no hay que emocionalizar el asunto, sino analizarlo técnicamente. También señaló que no entendía por qué no se abordaba primero la reforma laboral, también para conseguir que más personas se incorporen al empleo formal y coticen a los fondos de pensiones. El umbral para las cotizaciones de ahorro en el pilar contributivo es demasiado alto, de 3 salarios mínimos, cuando el salario medio es ligeramente superior a un salario mínimo.
En cuanto a los ahorros, sin embargo, Stefano Farné, economista de la Universidad Externado, advirtió que tampoco son inmunes al cambio demográfico. Fabián Ignacio Hernández Henríquez, docente de derecho laboral de la misma universidad, contradijo partes de las afirmaciones de Iglesias y Ríos, pero coincidió con la crítica al alto umbral hasta el cual las pensiones serán subsidiadas por el Estado. También señaló que más de dos tercios de los colombianos no tienen un trabajo formal.
Stefan Reith afirmó que un sistema de pensiones es, en última instancia, pura matemática: cuánto se ingresa, cuánto se paga. Por lo tanto, la próxima inversión de la pirámide de población plantea un problema para la financiación a largo plazo del sistema. Coincidió con Ríos en que hay que despolitizar el debate sobre las pensiones y escuchar más a los expertos. Además, también se podrían aprender buenas prácticas de otros países.
