KAS Colombia
El trabajo con comunidades y poblaciones a lo largo del territorio nacional, enfrenta a investigadores, facilitadores y formadores, ante múltiples retos en función de consolidar la construcción de relatos y espacios de confianza que permitan tanto a las comunidad como a los individuos emerger en ambientes donde la violencia, las carencias y las dificultades son condiciones que parecen permanentes e irremediables. Dentro de dichos contextos muchas veces, el arte se convierte en una herramienta de transformación política y social.
En función de lo anterior, la Fundación Prolongar en alianza con la Fundación Konrad Adenauer y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), desarrollaron, entre el 2 marzo y el 7 de abril, una serie de talleres de formación cuyo objetivo era presentar a facilitadores de proyectos sociales y políticos en el país, una metodología innovadora que posiciona al arte como mecanismo útil en el acercamiento y trabajo conjunto con comunidades en Colombia. Con dichos talleres se pretendió proveer de múltiples técnicas y herramientas a los asistentes para que éstos pudieran usarlos en el futuro con los grupos donde tienen incidencia directa.
En ese orden de ideas Renata Serna, Directora de Metodologías de la Fundación Prolongar y las facilitadoras María Reyes y Eugenia Echeverri de la misma organización, realizaron una presentación general de la metodología diseñada. A saber, la metodología contempla tres niveles de trabajo: (a) el nivel individual, en el cual se busca explorar las emociones y experiencias de cada persona, reconociendo los sentimientos, vivencias e historias personales como puntos de partida necesarios para permitir que cada individuo conecte con su ser; (b) el nivel interpersonal, con el que se pretende conocer los mecanismos mediante los cuales el individuo establece relaciones con las demás personas; y (c) el nivel comunitario, cuyo enfoque se concentra en el análisis y evaluación de las formas en las cuales se desarrolla la comunicación entre miembros de la comunidad.
A partir de dichos niveles de trabajo, las expositoras también indicaron que como facilitadores en contextos de vulnerabilidad, es menester reconocer que todos los individuos han tenido que superar o atravesar por la experiencia y vivencia del trauma en alguna u otra forma. Por lo tanto, es importante posicionar al arte como vehículo para las emociones e ideas que los lenguajes escritos y verbales, no logran canalizar con tanta facilidad.
Es por ello que la Fundación Prolongar, se ha concentrado en fomentar dentro de sus metodologías la utilización de lenguajes artísticos no verbales como el de la corporalidad y el manejo de diferentes materiales de arte. Con los cuales, se procura que el individuo y las comunidades avancen en el proceso de reconocimiento de sus propios espacios internos, la determinación de sus capacidades corporales. Pero también, que aprendan de los materiales con los que interactúan, otras lecciones a partir de la complejidad de los mismos.
Considerando todo lo anterior, cada uno de los talleres permitió a los facilitadores explorar técnicas como el Kintsugi, la meditación, las línea de Amalgama, lenguajes artísticos y de comunicación, entre otros. A su vez, los participantes reconocieron ante las talleristas, que el trabajo adelantado en cada sesión ha sido muy fructífero tanto para su labor profesional como en el ámbito personal-emocional.
