Durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19 en México, la mayoría de los sectores de la economía sufrieron contracciones importantes y una gran cantidad de empresas redujeron sus actividades o cerraron de forma permanente. De acuerdo con el INEGI, en 2020, el PIB anual de México sufrió una contracción de 8.5%, la mayor registrada en el país desde 1932¹, y más de un millón de negocios tuvieron que cerrar definitivamente a causa de los efectos de la pandemia². Tras un año y medio de pandemia, los avances obtenidos en los esquemas de vacunación a nivel nacional han facilitado el regreso paulatino a la actividad económica. A la fecha, se estima que el 54.5% de la población nacional ya cuenta con al menos una dosis de la vacuna contra COVID-19 y el 40.6% cuenta con doble dosis³. En este contexto, en el centro del país, la Ciudad de México y otros estados regresaron al semáforo verde a partir del 18 de octubre, mientras que en el norte se llegó a un acuerdo con Estados Unidos para reabrir la frontera a partir del 8 de noviembre. 

Con la apertura, comienza también un proceso de recuperación económica en el que la participación de México en los mercados globales jugará un papel determinante. 

No obstante, el gobierno federal mexicano no ha llevado a cabo reformas o iniciativas para atraer más inversión extranjera al país o impulsar el comercio. Además, ha incrementado la incertidumbre en torno al Estado de derecho y la certeza jurídica. Por un lado, la política de austeridad y los cambios que ha generado al interior de la administración pública federal limitan la capacidad de las instituciones públicas para poner en marcha políticas y programas que respondan a las necesidades del presente. Por otro lado, las reformas impulsadas desde Palacio Nacional en materia energética son un ejemplo de la creciente incertidumbre jurídica en torno a las inversiones, al despertar inquietudes en el sector privado sobre la voluntad que tiene el gobierno mexicano de respetar los contratos previamente adquiridos. Otro ejemplo ha sido la cancelación de grandes obras en donde ya existían contratos firmados, como fue el caso del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). Aun así, la retirada del gobierno federal de la promoción de México en el exterior ha encontrado respuesta en distintos gobiernos locales, los cuales continúan apostando e invirtiendo recursos para atraer nuevas inversiones y proyectos al país, con miras a incentivar la recuperación de la economía. 

La retirada del gobierno federal de la promoción de México en el exterior ha encontrado respuesta en distintos gobiernos locales.

Promoción económica de México en la 4T

En 2019, como parte de la política de austeridad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la Secretaría de Economía publicó el decreto mediante el cual se extinguió la entidad paraestatal conocida como ProMéxico, ente encargado de promover la atracción de inversión extranjera y las exportaciones de productos y servicios. ProMéxico también fungía como un facilitador para la internacionalización de las empresas mexicanas y el fortalecimiento de la imagen de México como un socio estratégico para hacer negocios. Posteriormente, la Secretaría de Economía (SE), de la cual dependía ProMéxico, firmó un convenio con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER) para el traspaso de las funciones de promoción de las exportaciones y la atracción de inversión, lo cual significó un cambio importante en el desempeño de esta actividad⁴. 

El cierre de ProMéxico afectó empleos tanto en México como en otros países, pues contaba con 46 oficinas en Norteamérica, Medio Oriente, Asia, Europa, África y Latinoamérica. Cientos de especialistas capacitados en la promoción económica de México en el exterior fueron despedidos y su experiencia y conocimiento acumulados no se trasladaron a otra dependencia, sino que se perdieron. Las funciones que antes desempeñaban pasaron a ser responsabilidad de la Cancillería, a través del Servicio Exterior Mexicano (SEM), en donde hace tiempo la promoción económica no formaba parte de las actividades cotidianas, por lo que fue necesario realizar un nuevo proceso de capacitación y adaptación en esta materia. No obstante, este traslado de funciones no se tradujo en un esfuerzo por incrementar la capacidad institucional de la Cancillería y del SEM, los cuales actualmente operan con menos recursos debido a los considerables recortes de presupuesto de los últimos años. 

Aunado a ello, durante la primera mitad de la gestión del nuevo gobierno, los temas internacionales fueron postergados sustancialmente en el orden de prioridades y solamente han adquirido relevancia en el marco de crisis patentes e ineludibles, como los flujos migratorios centroamericanos que cruzan por México para llegar a Estados Unidos, o en el caso de Venezuela, Bolivia y, más recientemente, Cuba. Otro evento visible en cuanto a política exterior fue la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se llevó a cabo en la Ciudad de México el 18 de septiembre de este año. Cabe señalar también que el poco interés de AMLO en el ámbito internacional tiene un fuerte componente personal. Desde diciembre de 2018, el presidente únicamente ha salido del país una vez, cuando visitó Estados Unidos con motivo de la entrada en vigor del T-MEC, y ha señalado que no hará “turismo político” durante su gobierno. Es un contraste importante con los dos presidentes anteriores, quienes durante sus gestiones mantuvieron una fuerte agenda y presencia internacional. 

Respuesta de los gobiernos locales: ¿será suficiente?

Como respuesta a esta situación, los gobiernos de las entidades federativas se han dado a la tarea de entablar relaciones comerciales y exponer las bondades que ofrecen sus estados con el objetivo de atraer nuevas inversiones y proyectos productivos. Esta actividad internacional no es nueva, ya que, frente a un panorama global donde las relaciones internacionales suponen áreas de oportunidad cada vez mayores para resolver problemas locales, fomentar el desarrollo económico y propiciar el intercambio de información y tecnología, los estados mexicanos han emprendido desde la década de 1990 un proceso de internacionalización cada vez más profundo. Desde entonces, la tendencia ha sido el incremento de la actividad internacional, lo cual se ha intensificado aún más en los últimos años ante el vacío que dejó la desaparición de ProMéxico. 

En meses recientes, tras la apertura gradual de la actividad económica, distintos gobernadores han realizado giras al extranjero con el objetivo de atraer inversión para generar nuevas fuentes de empleo en sus estados. Ejemplo de ello es la gira que realizó el gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue, por Alemania, Suiza, Italia, Francia y Austria, en la que se cerraron acuerdos por más de 300 millones de dólares (mdd) con empresas que realizarán nuevas inversiones o aumentarán las ya existentes en ese estado⁵. De forma similar, el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, realizó una gira por Europa, en donde se cerraron tratos con empresas extranjeras por más de 350 mdd⁶. También han realizado giras recientemente los gobernadores de Aguascalientes, Tamaulipas y Jalisco. Los esfuerzos no han sido siempre aislados, sino que también existen iniciativas regionales de promoción en el exterior, como es el caso de la Alianza Centro-Bajío-Occidente, conformada por Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes, San Luis Potosí y Querétaro, a través de la cual se ha propuesto la creación de una estrategia conjunta de promoción económica y turística, una especie de “ProBajío”⁷. 

¿La creciente actividad de los gobiernos de las entidades federativas será suficiente para responder a las necesidades de un panorama económico global cada vez más complejo y desafiante?

La pregunta que debe hacerse es si esta creciente actividad de los gobiernos de las entidades federativas será suficiente para responder a las necesidades de un panorama económico global cada vez más complejo y desafiante. ¿Qué se necesita para cambiar la posición del gobierno federal? Por el momento, afortunadamente, México ha logrado mantener un flujo positivo de inversión y comercio gracias a lo que se ha sembrado a través de los años, la estabilidad macroeconómica y a ciertas tendencias globales relevantes. No obstante, la ausencia de promoción en el exterior desde Palacio Nacional podría tener costos a largo plazo para México e impactar en el desarrollo y el bienestar de los mexicanos en los próximos años.
 

_{[1]https://www.eleconomista.com.mx/economia/El-PIB-de-Mexico-se-desplomo-8.5-en-2020-la-peor-caida-desde-1932-20210225-0043.html}

_{[2]https://www.elfinanciero.com.mx/economia/mas-de-un-millon-de-establecimientos-cerraron-a-causa-del-covid-19-en-2020-inegi/}

_{[3]https://www.bloomberg.com/graphics/covid-vaccine-tracker-global-distribution/}

_{[4]https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Cancilleria-toma-la-promocion-economica-de-Mexico-20190107-0144.html}

_{[5]https://www.forbes.com.mx/gobernador-de-guanajuato-cierra-gira-en-europa-para-afianzar-inversiones/}

_{[6]http://www.larevista.com.mx/yucatan/la-promocion-que-el-gobernador-mauricio-vila-dosal-ha-realizado-en-diferentes-partes-del-mundo-se-materializa-en-inversiones-y-generacion-de-empleos-6}

_{[7]http://www.gtolibremx.mx/que-es-probajio-el-proyecto-que-busca-la-reactivacion-turistica/}