En el continente suramericano tiene lugar desde hace varios años una catástrofe humanitaria a la sombra de la opinión pública. Venezuela se encuentra en una profunda crisis política y económica que obliga a muchos venezolanos a abandonar su país en busca de una perspectiva de futuro.

En vista del incremento de los niveles de hambre, pobreza y miseria, las Naciones Unidas calculan que, solo entre 2016 y 2019, alrededor de cinco millones de venezolanos dejaron atrás su país. La mayoría de ellos se instaló en alguno de los países vecinos y permaneció, por tanto, en la región. Solo Colombia ha acogido en los últimos años a casi 1,8 millones de venezolanos huidos de su país. Pero también otros países suramericanos, como Perú, Ecuador y Chile, se han convertidos en destino de los refugiados venezolanos y gestionan conjuntamente una parte esencial del éxodo masivo proveniente de Venezuela.

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Los estados de acogida de la región no están en absoluto preparados para hacer frente a una crisis de personas desplazadas de estas dimensiones. Estos países están cada vez más sobrecargados y algunos están llegando a un punto de saturación en cuanto a su capacidad de acogida, lo que les impide mantener la generosa política de asilo respecto a la protección y acogida de los venezolanos migrantes, que venían practicando en los últimos años. La pandemia de la covid-19 y la crisis económica derivada de ella no hace sino agudizar la ya difícil situación inicial. En vista de la pobreza creciente y el incremento de candidatos a la cola para obtener la precaria ayuda pública y económica, existe el riesgo de que se alimenten los conflictos sociales lo que podría conducir a la desestabilización de la región en su totalidad.

Por ello, la Fundación Konrad Adenauer (KAS) forma parte de la «Iniciativa especial: Combatir las causas del éxodo, reintegrar a los refugiados», financiada por el Ministerio Federal para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en la que la Fundación coopera con dirigentes políticos y personalidades destacadas de la sociedad civil en los principales países de acogida. En colaboración con una amplia red de socios, nuestras oficinas exteriores en Colombia, Perú y Chile fomentan el intercambio de medidas eficaces para lograr la integración de los refugiados y migrantes. Gracias al diálogo con los responsables locales de la política, economía y administración, así como con los representantes de la comunidad de refugiados, la KAS se compromete a hacer frente a esta crisis migratoria y porque se llegue a un satisfactorio proceso de integración en los países de acogida de la región. En cooperación con universidades e instituciones educativas en los países receptores, la KAS prepara a los refugiados venezolanos mediante formaciones y capacitaciones profesionales para así posibilitarles la reintegración laboral a su regreso a Venezuela.