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Propagación del coronavirus y cohesión europea

Comentarios publicados en el periódico alemán Frankfurter Allgemeinen Zeitung (FAZ)

La propagación del Coronavirus amenaza a Europa. Pero no sólo a las personas contagiadas, sino también a la cohesión europea. En estos días, están teniendo lugar intensos debates entre los gobiernos de los Estados miembros de la UE sobre la manera mas adecuada de prestar ayuda financiera a los países mas golpeados por el virus y las consecuencias económicas de la epidemia. Alemania reconoce su responsabilidad y está dispuesta a mostrar su solidaridad con los socios europeos. Para acompañar este debate les adjuntamos dos artículos del Frankfurter Allgemeine Zeitung del 5 de abril a modo de ejemplo de los comentarios que se están publicando. Esperamos que sean de su interés

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Artículo del periódico Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung, 5 de April de 2020

 

NO EXIGIR A EUROPA MAS DE LO QUE PUEDE DAR

Nikolas Busse

Cuando ocurre alguna desgracia en el mundo, por regla general al cabo de poco tiempo se le recrimina a la Unión Europea, acusándola de haber fallado en algo. En el caso del Coronavirus, inicialmente se acusó a los países miembros de no haber consensuado sus medidas contra la propagación de la infección, a continuación surgió la controversia sobre la presunta falta de solidaridad. El ex presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors incluso llegó a advertir que la pandemia representaba un “peligro mortal” para la Unión.

 

¿No nos estaremos pasando un poco? Para analizar el papel que la Unión Europea puede jugar en esta crisis global hay empezar por admitir que Bruselas prácticamente carece de competencias en materia de política sanitaria. No es titular de centros de salud, ni de hospitales ni de laboratorios de ensayo. Por no tener no tiene ni policía de fronteras propia capaz de imponer la prohibición de entrada a la UE que ella misma acaba de decretar.

 

La UE no es ningún estado y la Comisión no es un gobierno. Por lo tanto no tiene sentido plantearles exigencias que solo un estado nacional clásico puede satisfacer. Desde este punto de vista fue adecuado que inicialmente cada país procediera por su cuenta contra esta nueva enfermedad. Cuando se produce un foco de infección en el norte de Italia, es razonable reducir la vida pública en esta zona y que la vecina Austria cierre sus fronteras. Pero no es necesario que un país a gran distancia geográfica, poco afectado y con una bajísima densidad de población como Suecia asuma estas mismas medidas inmediatamente. Y no hace falta que para decidirlo se pierda un tiempo precioso convocando el consejo en Bruselas

 

Esto no quiere decir que la UE sea irrelevante en la lucha contra la pandemia y sus consecuencias. Tiene importantes competencias en materia de política económica. Y las ha utilizado de forma rápida y adecuada. La flexibilización de las normas que rigen los subsidios estatales permite a los estados miembros prestar una ayuda eficaz a sus empresas. La suspensión de las reglas presupuestarias facilita la obtención de los recursos necesarios para ello. También hay toda una serie de iniciativas de menor calado, pero muy útiles como la compra conjunta de equipos de protección o la participación en el desarrollo de una vacuna o de tratamientos. Tampoco hay que olvidar que enfermos de Covid 19 de Italia y Francia fueron trasladados para su tratamiento a Alemania y a otros países. Una verdadera muestra de solidaridad en un tiempo de crisis en el que las camas de UCI son un bien muy escaso.

 

Es una respuesta bastante satisfactoria teniendo en cuenta que se trata de una unión de 27 miembros y de una situación sin precedentes. Otros países que se vanaglorian de su grandeza y de su independencia no dan muestras de saber hacerlo mucho mejor. Pese a ello, Italia, Francia y España han vuelto a plantear, una vez mas, el debate sobre la mutualización de la deuda. No parece viable a gran escala, en forma de Corona o Eurobonos. Pero la Comisión ha propuesto un fondo común de desempleo parcial avalado por fondos comunitarios. Estará dotado de 100.000 millones de Euros, lo que no es poco, por mucho que en la crisis del Euro las cantidades aportadas fueran aún mas importantes.

 

No es fácil encontrar motivos objetivos que justifiquen esta medida. Incluso la endeudadísima Italia no encuentra por ahora obstáculo alguno a la hora de acceder a los mercados financieros. En esta misma semana se le han concedido varios préstamos a un tipo de interés muy por debajo del nivel de la crisis del euro. Por supuesto ello se debe a la ayuda del Banco Central Europeo, pero no es previsible que esta ayuda se agote en un futuro próximo.

 

Es difícil no tener la impresión, que de lo que se trata es de sacar provecho de estas horas bajas. El presidente francés Macron ha afirmado que lo que importa en este momento histórico, no son cifras sino muestras inequívocas de solidaridad europea. Este mensaje probablemente tenga buena acogida en Francia y en Italia donde se sueña con la comunitarización de la deuda desde hace mucho tiempo. En Alemania o en los Países Bajos ocurriría lo contrario. Si sus contribuyentes volviesen a temer tener que financiar la deuda de otros países, ello socavaría la legitimidad de la UE. Y proporcionaría nueva munición a los populistas de derechas.

 

Hay que admitir que la realidad es ésta: Hace años que en la UE no hay consenso sobre la progresión de la integración, el Brexit está muy lejos de estar solucionado, en el este de Europa el estado de derecho se está desmoronando. Es una situación en la que Europa no se puede permitir una política de gestos simbólicos que sobrepasen sus capacidades. Las graves consecuencias de la pandemia se pueden combatir con los mecanismos financieros existentes, así como a través del nuevo presupuesto comunitario que se está negociando en estos momentos.

 

Artículo del periódico Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung, 5 de April de 2020

 

TODOS TENEMOS QUE PAGAR POR EUROPA

Marcus Theurer

La crisis del corona virus está llevando a la Unión monetaria europea directamente hacia una nueva crisis existencial. Puede que de momento no sea obvio: Incluso los países mas afectados por la pandemia – ante todo Italia y España- se financian sin problemas en los mercados de bonos. Pero las apariencias engañan. La prima de riesgo italiana sigue siendo moderada entre otras cosas gracias a un nuevo programa de estabilización lanzado por el Banco Central Europeo que se compromete a comprar deuda por valor de 750.000 millones de Euros. Sin este cortafuegos la situación probablemente ya sería mas crítica.

 

Cabe dudar de que Italia, de por si fuertemente endeudada, fuese capaz de financiar por si sola los recursos que necesita para paliar los daños causados por la crisis del Corona Virus. Se trata de evitar que la paralización económica forzosa lleve a la quiebra masiva de empresas sanas. De lo contrario la tercera economía europea sufriría daños irreparables. Con su capacidad económica mermada, Italia sería definitivamente incapaz de saldar su ingente deuda lo que eventualmente podría hacer peligrar su pertenencia a zona Euro. Y es mas que dudoso que la UE en su conjunto fuese capaz de sobreponerse a tal terremoto.

 

Por lo tanto hay mucho en juego. Italia y probablemente una serie de otros estados europeos necesitan ayuda. Los países del sur, pero también Bélgica, Irlanda y Luxemburgo exigen que la lucha contra la crisis se financie con “Corona bonos”, es decir con la emisión de deuda conjunta. Esto resulta inaceptable para el Gobierno Federal de Berlín, pero también para los Países Bajos y otros estados miembros. Para ellos los “Corona Bonos” no son otra cosa sino una nueva edición de los “Eurobonos” que ya rechazaran decididamente durante la primera crisis del Euro. Se oponen a una “comunitarización” de la deuda. En su lugar recomiendan a Italia recurrir al mecanismo de rescate MEDE.

 

Mientras Europa está en llamas, se reavivan los debates de siempre. Los unos claman por la “Solidaridad” los otros entienden “Unión de transferencias”. Pero siendo realistas, el Euro solo puede sobrevivir si sus miembros están dispuestos a defenderse mutuamente en momentos de emergencia. Los instrumentos que ahora mismo se están planteando para combatir la crisis, en última instancia tienen precisamente esta finalidad.

 

Klaus Regling, el director del MEDE señala que este fondo de rescate, para poder prestar la ayuda necesaria también tendría que recurrir a la emisión de “deuda comunitarizada”, con la garantía de todos los estados de la eurozona. Asimismo, la responsabilidad de la deuda que el BCE va comprando en su empeño por salvar la situación, en ultimo término también tendrá que ser asumida por los alemanes. Ya que como socios del banco emisor tenemos nuestra tasa de corresponsabilidad en cuanto a los riesgos en el balance financiero del BCE.

 

¿Cuál puede ser la salida? Probablemente ni el MEDE ni los Corona Bonos sean la solución. Pues ambos tienen importantes desventajas: Un crédito de rescate a cargo del MEDE sería difícil de asumir para los líderes políticos italianos y aumentaría aun mas el nivel de endeudamiento. De recurrir a tal credito, las condiciones tendrían que ser mínimas lo que por otra parte iría contra la finalidad del fondo de rescate. Los Corona Bonos por otra parte son políticamente tóxicos en el norte de Europa, al margen de que su creación sería compleja y que probablemente no llegarían a tiempo para hacer frente a la crisis del Corona Virus.

 

De allí que urja encontrar soluciones alternativas. Hay algunas ideas sobre la mesa como por ejemplo la propuesta de la Comisión de introducir un subsidio común por desempleo parcial o la condonación temporal de las cuotas de miembro de la UE de los países en crisis por el Corono Virus, que plantea el economista Daniel Gros en la presente edición de la F.A.S. Pero todas las soluciones tienen un denominador común: No hay alternativa a la solidaridad financiera entre los países europeos.

 

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