Expertos de los rubros políticos, comunicaciones y de la sociedad civil describieron la situación económica argentina, la que se ha formado también con el aprendizaje de erráticas intervenciones estatales y políticas fiscales poco sólidas. Las consecuencias son los niveles extremadamente altos de inflación, que se alzan por sobre el 30% y una falta de acceso a los capitales crediticios internacionales.

Doce años después de la quiebra fiscal, desde el Rio de la Plata se visualizan inmensos desafíos de política económica, los que parecen no estar bien encaminados a ser resueltos por la actual Presidenta Cristina Fernández. Observadores del país están atentos a un posible cambio de gobierno en el año 2015. Sin embargo, un renacimiento económico del país parece estar bastante lejano en el horizonte.

Hace solamente algunos años, Argentina se beneficiaba del boom de materias primas como importante productor agrícola, lo que permitía una entrada de divisas permanente que llenaban en buena medida las arcas fiscales. En este contexto, se incentivaron, por parte del Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) y posteriormente de su esposa Cristina Fernández desde diciembre 2007 hasta la fecha, el aumento de los gastos estatales, la contratación de más funcionarios públicos y el otorgamiento de mayores cantidades de subvenciones. Naturalmente, los excesivos gastos públicos conllevaron a un déficit fiscal, ante lo cual el gobierno reaccionó con una política de “impresión de dinero“, que acarreó consigo efectos inimaginables en la vida cotidiana de las personas y en la situación económica en general.

Desde que lo anterior ha ocurrido, los inversionistas internacionales consideran a Argentina como un país de alto riesgo, lo que disminuye considerablemente la confianza internacional. Las deudas internacionales pendientes, tanto del sector público como privado (con acreedores principalmente de países como Alemania, Japón, Suiza y Estados Unidos) no han sido pagadas en años, por lo cual el acceso a créditos internacionales se ha visto cada vez más restringido. Hace poco se llegó a una situación de crisis de la deuda con el Club de París, en la cual se acordó que se deberá pagar un monto de 9,7 billones de dólares dentro de los próximos 5 años. La primera parte del préstamo deberá ser pagada en mayo de 2015, la segunda dentro del año 2016. El acuerdo permitió la llegada de inversión extranjera lo que, sin embargo, seguiría siendo insuficiente para recuperar la credibilidad en la política del país.

Durante las conversaciones referidas a la situación económica de este país sudamericano se concluyó que Argentina sí tiene otro camino que puede recorrer en el futuro: sin una coherencia en la política fiscal y la económica, la reducción de los gastos públicos, la disminución de las subvenciones (principalmente en los rubros eléctricos y gasíferos) y el combate contra la inflación, se seguirá quedando sin posibilidades de salir de esta crisis.