KAS COLOMBIA

KAS COLOMBIA

KAS COLOMBIA

Julián Quintero, director ONG Corporación Acción Técnica Social

El principio de la reducción de daños es un elemento de innovación política que se ha implementado como enfoque de políticas públicas en varios países alrededor del mundo. Dicho principio ha permitido la transformación de la legislación y la gestión pública para atender problemas públicos entorno al consumo de ciertas sustancias, partiendo desde una perspectiva que permite disminuir los efectos negativos de dichas prácticas de consumo, sin limitar la libertad del individuo. Así mismo ha fortalecido valores como la innovación y la creatividad, junto con el fomento del desarrollo científico y tecnológico en muchos países, lo cual ha repercutido en beneficios para sus poblaciones. 

Partiendo de dicho contexto, las KAS y el ICP desarrollaron la última mesa de expertos del año para dialogar acerca de la creación de una política marco para la reducción de daños enfocada en el problema del tabaquismo en Colombia. En ese orden, el diálogo realizado por los expertos tenía el objetivo de presentar algunas cifras de relevancia sobre el problema del tabaquismo en Colombia, dar cuenta de los avances del principio de reducción de daños en la normativa internacional y realizar una explicación sobre las limitaciones y oportunidades que existen para su aplicación en la legislación y política pública colombiana.

Para dar inicio al evento, Carlos Augusto Chacón, Director Académico del ICP, agradeció la participación de los asistentes y realizó una breve introducción sobre el concepto de reducción de daños. Respecto a esto señaló que, las múltiples revoluciones científicas y tecnológicas que se han evidenciado en la modernidad han posibilitado la emergencia de cambios que traen consigo oportunidades de mejora. Dentro de dichas innovaciones aparece el principio de reducción de daños, el cual gira en torno una administración del riesgo en política pública, permitiendo el desarrollo de políticas prácticas cuyo objetivo sea el de minimizar el efecto negativo sobre la salud y la sociedad, junto con las consecuencia legales del consumo de algunas sustancias, sin desdibujar el horizonte de libertades políticas y económicas de los ciudadanos, ni tampoco limitando el derecho a existir de las innovaciones científicas y tecnológicas. En ese sentido, resalta que varios sectores de la sociedad civil paulatinamente se han involucrado con preocupación en el debate, por lo cual para el ICP se convierte en un tema a tratar para avanzar en la conversación pública.

Continuando con la apertura del evento, Andrea Valdelamar, Coordinadora de Proyectos de la KAS Colombia, señaló que esta discusión es de gran relevancia para la Fundación, debido a que dentro de las labores realizadas por la KAS se encuentra el fortalecimiento de la democracia y el respeto de los derechos humanos, asuntos en los que claramente se relaciona el debate puesto que refiere a un tema donde se debe considerar el ejercicio democrático de varios actores involucrados en la toma de decisiones dentro de un marco imperativo de respeto a los derechos de los individuos.

En línea con lo anterior, Federico Fernández, en representación de la Red Somos Innovación, agradeció la invitación y señaló que a partir de las investigaciones adelantadas por las organizaciones que componen la red en toda América Latina, se ha podido confirmar que la innovación aún tiene mucho para decir en términos de resolución de problemas. En este caso específico, varios productos innovadores de vapeo aparecen como mecanismos para solucionar en cierta medida el problema del tabaquismo y con ello salvar millones de vidas.

Una vez terminados los saludos iniciales, el primer segmento del diálogo se concentró en una presentación de las diferentes instancias de participación de las personas consumidoras de tabaco y nicotina en el proceso de modernización del enfoque de política pública para el abordaje del consumo de dichas sustancias. El primer panelista, presentó unas nociones generales sobre el consumo de nicotina y tabaco e indicó que la voz de los consumidores de estas sustancias debe ser escuchada partiendo de la premisa de que estos individuos desde su ejercicio propio de libertad no están en contra del tabaco.

En este sentido, el panelista señaló que es menester que el Estado colombiano reconozca la reducción de daños como política pública, derecho y un tipo de regulación o enfoque que se alinea con las directrices realizadas e implementadas ya por las Naciones Unidas. A saber, en la normativa internacional existen ciertas directrices como el Convenio Marco del Control del Tabaco en el cual la reducción del riesgo y del daño se considera como: (a) un derecho para las personas que consumen determinada sustancia; (b) un derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental; (c) un derecho a beneficiarse del conocimiento científico y de sus aplicaciones; (d) un derecho a la liberta de opinión libertad y expresión; y (e) un derecho al libre desarrollo de la personalidad.

Como conclusión en esta parte del diálogo, el panelista expuso que han existido varios procesos de participación política en la que las personas consumidoras de tabaco han intervenido en la discusión pública sobre la reducción de daños. También, se debe reconocer que Colombia ha avanzado paulatinamente desde 2007 en la implementación de la reducción de daños como enfoque en la normativa, empero aún quedan varios retos por superar. Respecto a esto, desde la sociedad civil se han realizado varias solicitudes al Gobierno Nacional, al Congreso de la República y a las entidades encargadas del desarrollo de políticas públicas. Entre éstas se encuentra: (a) garantizar el respeto a la autonomía y soberanía del consumidores junto con una apertura para reconocer la necesidad de la reducción de riesgos y daños; (b) entender a la reducción de daños como clave para cumplir los ODS y complementar el Convenio Marco de Control del Tabaco; (c) desarrollar una revisión independiente de la OMS y el CMCT con el contexto del país, además de una reinterpretación en el uso de la ciencia, asesoramiento político y el compromiso de las partes interesadas; (d) hacer un análisis de impacto regulatorio como lo exige la OCDE frente a los nuevos productos de riesgo modificado, entre otras recomendaciones.

En línea con lo anterior, el segundo panelista realizó una presentación con la cual dio a conocer a los participantes algunas cifras relevantes del problema del tabaquismo en Colombia. De acuerdo con lo presentado, el tabaquismo es un problema de salud de grandes dimensiones que cada año cobra la vida de millones de fumadores activos y pasivos. En concordancia con la OMS, en 2019 en el mundo había 1.100 millones de fumadores y el 80% de ellos vivían en países de ingresos bajos o medios. Según otras cifras, para el 2021, más de 8 millones de fumadores han fallecido por el cigarrillo, de los cuales 7 millones eran fumadores activos y 1.2 millones fumadores pasivos (dentro de este último grupo, 65.000 de las personas fallecidas eran niños).

Por su parte en el contexto colombiano, el panelista señaló que para 2019 se sabía que el 7% de la población total (es decir, 3.378.094 personas) eran fumadores, respecto a las muertes por tabaquismo, se registraban 32.000 muertes por año. A lo anterior, se suma, que los gastos en salud relacionados con el tabaquismo alcanzaron los 1.200 millones de dólares al año. Es por esto por lo que el experto, señaló que el tabaquismo debería ser entendido como un problema cuyo impacto está articulado entre salud y economía.

Continuando con lo anterior, el panelista recalca que para poder entender y reconfigurar la normativa nacional respecto al consumo de nicotina, es importante tener claro que las afectaciones físicas que se generan con el consumo de esta sustancia, como la enfermedad cardiovascular, cáncer y EPOC, no están directamente relacionadas al consumo de nicotina sino al humo del cigarrillo. Dado a que la nicotina por sí sola, produce sensaciones gratificantes, estimulantes y recompensantes, pero en el cigarrillo está acompañada de otras sustancias químicas perjudiciales para la salud.  En este sentido, para el experto lo realmente importante es superar la percepción errónea del riesgo de nicotina para transitar a unas acciones públicas que permitan responder de manera más adecuada al problema del tabaquismo.

El último panelista llevó a cabo una breve introducción de la aplicación del principio de reducción de daños como política marco en Colombia. En su intervención, se mencionó la necesidad de convertir la reducción de daños en una política marco, en la que se articulen programas y políticas que pretendan minimizar el efecto negativo del consumo de dichas sustancias; no sólo desde una posición de mitigación y prohibición, sino partiendo de la idea que en la sociedad existen ciertos comportamientos imposibles de eliminar y por lo tanto debe primar la administración del riesgo sobre el prohibicionismo, que resulta inoperante.

Sobre esto mismo, el panelista realiza una descripción de varios países en los cuales se ha implementado la reducción de daños. Dentro de la lista se incluyen Nueva Zelanda, Estados Unidos, Reino Unido e Uruguay cuyas políticas innovadoras ha promovido una nueva forma de atención al problema. Por su parte, para el caso Colombiano, bajo la perspectiva del experto, la innovación ha sido cercenada cuando debería por el contrario existir un ambiente normativo en el que se promueva una regulación inteligente orientada hacia la libre empresa y la innovación, con mínima intervención estatal que pueda ralentizar procesos de eficiencia y productividad y con una regulación que aporte valor agregado en la medida que se valga de la ciencia, la tecnología e innovación para genera riqueza y desarrollo al tiempo que reduce daños.

Una vez concluida la intervención de los panelistas, los participantes del evento pudieron dar a conocer sus preocupación y opiniones respecto al tema. Dentro de los principales temas tratados en la discusión se recalca el papel de los consumidores de sustancias como promotoras del principio de reducción de daño en la normativa nacional, lo cual, según algunos participantes ha permitido minimizar no sólo los riesgos en cuanto al consumo de tabaco o nicotina, sino también ha permitido minimizar otros riesgos colaterales que trae consigo una regulación prohibicionista en la que la criminalización del consumidor, a su vez lo expone a otros riesgos como la adulteración de las sustancias, contactos con redes criminales, riesgos de sobredosis que no pueden ser atendidos por la estigmatización, entre otros.

A modo de conclusión, como resultado de la conversación, fue posible evidenciar que si bien la normativa ha ido transformándose paulatinamente, aún quedan muchos avances por hacer en la regulación del consumo no sólo de nicotina y tabaco, sino también en el consumo de otras sustancias. Lo que sí se puede afirmar, es que considerar la reducción de daños como una un principio aplicable en todos los espectros, pero además unas herramientas con el potencial de aportar a la consolidación política de lucha contra las drogas desde la óptica de la salud pública, en la cual se realicen políticas desde la prevención pero sumando el uso de la innovación.

Con estas consideraciones finales, Andrea Valdelamar, extendió un agradecimiento a los participantes y expositores y los invitó a seguir enriqueciendo la discusión sobre el tema desde varias perspectivas. Así mismo, dio clausura a la última mesa de expertos del año 2021, no sin antes agradecer a todos los participantes y expertos que se involucraron en el proyecto.