Introducción

El relacionamiento de los países de América Latina con la Unión Europea (UE) ha registrado un fortalecimiento permanente, mostrando un significativo aumento de los flujos comerciales, ya sea por los volúmenes comercializados como por la cantidad de líneas arancelarias involucradas. Además, el bloque europeo se ha convertido en uno de los principales inversores en la región. Este proceso se ha ido profundizando a través de la firma de acuerdos comerciales que han logrado reducir significativamente las barreras arancelarias y no arancelarias.

Como primer antecedente se presenta el caso de México, dado que logró firmar un acuerdo con la UE en 1997. Actualmente ambas partes ya han casi finalizado su renegociación, con el objetivo de ampliar el pilar comercial e incorporar nuevos temas.

Un proceso similar ha ocurrido con Chile. El acuerdo, actualmente vigente, se firmó en el año 2002, estableciendo una asociación política y económica entre las partes. En este caso, los flujos comerciales son relevantes, aunque no han crecido en forma significativa desde la firma del acuerdo. Un determinante de este hecho es la diversificación comercial que se ha registrado en Chile, país que ha buscado mejorar su inserción en otros destinos como por ejemplo en Asia Pacífico. Este acuerdo también se encuentra en proceso de actualización (aunque no tan avanzadas las negociaciones como en el caso de México), dado el interés de las partes de mejorar el pilar comercial e incorporar nuevas disciplinas.

El siguiente caso presentado es el del acuerdo comercial entre la UE con Colombia y Perú, firmado en 2012, al que posteriormente se adhirió Ecuador en 2016. El acuerdo tiene como objetivo promover e incrementar el relacionamiento entre las partes, brindando importantes oportunidades en el ámbito comercial.

Por último, se presenta el caso del Mercosur que luego de 39 rondas de negociación, en junio de 2019, firmó el Acuerdo de Asociación Estratégica con la UE. Este es, por lo tanto, el acuerdo más moderno del bloque europeo con países de América Latina. Si bien la estructura final del texto del acuerdo aún no se conoce, la información disponible sobre el cronograma de desgravación permite evaluar positivamente los impactos en los sectores exportadores de la región.

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