La agresión de Rusia no solamente es un ataque a Ucrania, sino también un ataque a nuestro orden europeo e internacional; por último, pero no menos importante, cuestiona nuestro trabajo en Rusia y en toda la región. La guerra vuelve a estallar en Europa - demasiados líderes en la política y la sociedad han reprimido las experiencias del siglo XX con sistemas autoritarios durante demasiado tiempo y han querido reemplazar la realidad con ilusiones.

La Fundación Konrad Adenauer desde 1994 tiene una oficina en Kiev y desde 2017 también en Kharkiv, en el este de Ucrania, para acompañar los desarrollos allá, en una región que es crucial para toda Europa. Con la apertura de esta oficina, conscientemente queríamos enviar la señal de que seguiríamos apoyando a Ucrania en su proceso de reforma y que insistiríamos en su integridad territorial.

Pudimos sacar a tiempo a nuestros colegas Brigitta Triebel, Tim Peters y Bruno Hamm-Pütt, que están a cargo de nuestras oficinas en Ucrania y regresarlos a Alemania. También tomamos medidas de apoyo para nuestro personal local, por quienes estamos preocupados. Además, evaluamos constantemente cómo los eventos actuales afectan nuestras oficinas y nuestro trabajo en otros países relevantes. Las consecuencias previsibles e imprevisibles de los acontecimientos actuales en Ucrania para el orden europeo e internacional plantean un desafío particular para el trabajo de las fundaciones políticas en la región.

Es evidente que otros países están observando de cerca la forma en que nosotros en Europa, y en conjunto con nuestros socios transatlánticos, estamos respondiendo a la agresión rusa. Debemos estar hombro con hombro con las democracias de todo el mundo y encontrar juntos respuestas.

Yo asocio esto también con la esperanza de que muchas personas - incluidas y especialmente las más jóvenes - vuelvan a abogar nuevamente con más énfasis a favor de la democracia, el estado de derecho y la coexistencia pacífica.